Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano esta noche
de fin de año, de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas. Entonces
la tramo en aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo, como
si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.
Julio Cortázar(31/12/1951)
Friday, December 31, 2010
Thursday, December 30, 2010
EN PAZ, Amado Nervo
Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas. ¯..
Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas noches de mis penas;
más no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas…
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes!
¡Vida, estamos en paz!
Amado Nervo
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales coseché siempre rosas. ¯..
Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas noches de mis penas;
más no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas…
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes!
¡Vida, estamos en paz!
Amado Nervo
Wednesday, December 29, 2010
TE AMO, Paul Eluard
Te amo por todas las mujeres que no he conocido.
Te amo por todos los tiempos que no he vivido.
Por el olor del mar inmenso y el olor del pan caliente.
Por la nieve que se funde por las primeras flores.
Por los animales puros que el hombre no persigue.
Te amo por amar.
Te amo por todas las mujeres que no amo.
Quién me refleja sino tú misma me veo tan poco
sin ti no veo más que una planicie desierta.
Entre antes y ahora
están todas estas muertes que he sorteado sobre paja.
No he podido atravesar el muro de mi espejo.
Tuve que aprender la vida como se olvida
palabra por palabra
Te amo por tu sabiduría que no me pertenece.
Te amo contra todo lo que no es más que ilusión.
Por el corazón inmortal que no poseo
crees ser la duda y no eres sino razón.
Eres el sol que me sube a la cabeza
cuando estoy seguro de mí.
Paul Eluard
Te amo por todos los tiempos que no he vivido.
Por el olor del mar inmenso y el olor del pan caliente.
Por la nieve que se funde por las primeras flores.
Por los animales puros que el hombre no persigue.
Te amo por amar.
Te amo por todas las mujeres que no amo.
Quién me refleja sino tú misma me veo tan poco
sin ti no veo más que una planicie desierta.
Entre antes y ahora
están todas estas muertes que he sorteado sobre paja.
No he podido atravesar el muro de mi espejo.
Tuve que aprender la vida como se olvida
palabra por palabra
Te amo por tu sabiduría que no me pertenece.
Te amo contra todo lo que no es más que ilusión.
Por el corazón inmortal que no poseo
crees ser la duda y no eres sino razón.
Eres el sol que me sube a la cabeza
cuando estoy seguro de mí.
Paul Eluard
Monday, December 27, 2010
Sunday, December 26, 2010
SONATA PARA ADIOS Y FLAUTA, Mario Benedetti
Te vas tan sola como siempre
te echaremos de menos
yo y los abrazos de la tarde
yo y mi alma y mi cuerpo
Tu larga sombra se resiste
a abandonarnos pero
has decidido que se fuera
contigo a todo riesgo
De todos modos no querría
que enterraras tu sueño
aquel en que tu amor de nadie
era como un estreno
Te vas de nuevo no sé a dónde
y tu adiós es un eco
que se prolonga y nos alude
como un último gesto
Nunca guardaste la ternura
como pan para luego
estoy seguro de encontrarla
liviana entre tus pechos
Te vas con paso de derrota
pero no me lo creo
siempre has vencido en tu querella
contra el odio y el miedo
Quién sabe allá lo que te aguarda
ese allá tan desierto
que se quedó sin golondrinas
todo erial, todo invierno
Mas si una tarde te extraviaras
entre el mar y el espejo
recuerda siempre que aquí estamos
yo y mi alma, y mi cuerpo.
te echaremos de menos
yo y los abrazos de la tarde
yo y mi alma y mi cuerpo
Tu larga sombra se resiste
a abandonarnos pero
has decidido que se fuera
contigo a todo riesgo
De todos modos no querría
que enterraras tu sueño
aquel en que tu amor de nadie
era como un estreno
Te vas de nuevo no sé a dónde
y tu adiós es un eco
que se prolonga y nos alude
como un último gesto
Nunca guardaste la ternura
como pan para luego
estoy seguro de encontrarla
liviana entre tus pechos
Te vas con paso de derrota
pero no me lo creo
siempre has vencido en tu querella
contra el odio y el miedo
Quién sabe allá lo que te aguarda
ese allá tan desierto
que se quedó sin golondrinas
todo erial, todo invierno
Mas si una tarde te extraviaras
entre el mar y el espejo
recuerda siempre que aquí estamos
yo y mi alma, y mi cuerpo.
Saturday, December 25, 2010
El escudo, Meira Delmar
Cuánto te quise, amor, cuánto te quiero,
más allá de la vida y de la muerte.
Y aunque ya nunca más he de tenerte,
eres de cuanto es mío lo primero.
Más que el sol del estío, verdadero,
tu recuerdo mitiga, por mi suerte,
la sombra que me ciñe, y se convierte
en la luz que ilumina mi sendero.
Nada ni nadie desterrar haría
de mi frente aquel tiempo jubiloso
en que eterna la dicha parecía.
Contra el olvido y su tenaz acoso
defenderá por siempre y a porfía
su condición de escudo milagroso.
más allá de la vida y de la muerte.
Y aunque ya nunca más he de tenerte,
eres de cuanto es mío lo primero.
Más que el sol del estío, verdadero,
tu recuerdo mitiga, por mi suerte,
la sombra que me ciñe, y se convierte
en la luz que ilumina mi sendero.
Nada ni nadie desterrar haría
de mi frente aquel tiempo jubiloso
en que eterna la dicha parecía.
Contra el olvido y su tenaz acoso
defenderá por siempre y a porfía
su condición de escudo milagroso.
Friday, December 24, 2010
DULCE MARIA LOYNAZ -5
La década de los cincuenta es el período en que se publican o reeditan en España todos sus libros. Es también la de mayor participación en conferencias y recitales, además recibe homenajes y galardones de instituciones hispanas. Por esta época su obra llama la atención de los más conocidos críticos españoles e ilustres personalidades cubanas. A fines de los cincuenta va dejando de escribir poesía y a inicios de los sesenta rompe sus compromisos editoriales, sufre la ausencia del que fuera el máximo impulsor de su obra, en Cuba y el extranjero, su esposo Pablo Álvarez de Cañas. Retorna al enclaustramiento voluntario en que había vivido, no viaja más al extranjero, apenas realiza actividades públicas, excepto las vinculadas con la Academia Cubana de la Lengua.
La Real Academia de la Lengua Española la nomina, en 1984, Candidata al Premio Miguel de Cervantes. En 1985 se publica en La Habana Poesías Escogidas y por primera vez ve la luz su libro de poemas Bestiarium, que demuestra gran imaginación y excelente sentido del humor. Durante estos años dicta conferencias, discursos, recibe premios y condecoraciones y es homenajeada por distintas instituciones culturales cubanas.
Su obra literaria revela la maestría en el manejo del castellano, decantación del lenguaje, poder de síntesis, claridad, sencillez y sobriedad en la expresión lírica. Estas y otras facetas fueron valoradas para otorgarle el 5 de noviembre de 1992, el Premio de Literatura Miguel de Cervantes Saavedra. Su obra se impuso a la de otros ilustres e igualmente merecedores candidatos.
En 1993 viaja por última vez a España, en esta ocasión, a recibir de manos del Rey Juan Carlos el Premio Cervantes.
Lúcida y ágil de mente pero frágil y débil de vista, la primera mujer latinoamericana en recibir tan honorable premio, no pudo leer su discurso, y lo hizo en su nombre el novelista cubano Lisandro Otero; en el mismo expresó "Unir el nombre de Cervantes al mío, de la manera que sea, es algo tan grande para mí que no sabría qué hacer para merecerlo, ni qué decir para expresarlo".
Fe de vida, su última obra, entregada al amigo Aldo Martínez Malo, con la condición de que solo se conociera cuando hubiese cumplido 90 años o después de su muerte, vio la luz en 1993, publicada por Ediciones Hnos. Loynaz, en ocasión de celebrarse en Pinar del Río, el I Encuentro Iberoamericano sobre su vida y obra
La última aparición pública de Dulce María Loynaz, que duró apenas unos minutos por su delicado estado de salud, fue en el mes de abril de 1997, exactamente el día 15, con motivo del homenaje que le rindiera la Embajada de España, en el portal de su casa. Unos días después, en la madrugada del 27 de abril fallece "esta gran dama de América" que estuvo profundamente unida a los destinos y la cultura de su país así como a todo lo hispánico.
La Real Academia de la Lengua Española la nomina, en 1984, Candidata al Premio Miguel de Cervantes. En 1985 se publica en La Habana Poesías Escogidas y por primera vez ve la luz su libro de poemas Bestiarium, que demuestra gran imaginación y excelente sentido del humor. Durante estos años dicta conferencias, discursos, recibe premios y condecoraciones y es homenajeada por distintas instituciones culturales cubanas.
Su obra literaria revela la maestría en el manejo del castellano, decantación del lenguaje, poder de síntesis, claridad, sencillez y sobriedad en la expresión lírica. Estas y otras facetas fueron valoradas para otorgarle el 5 de noviembre de 1992, el Premio de Literatura Miguel de Cervantes Saavedra. Su obra se impuso a la de otros ilustres e igualmente merecedores candidatos.
En 1993 viaja por última vez a España, en esta ocasión, a recibir de manos del Rey Juan Carlos el Premio Cervantes.
Lúcida y ágil de mente pero frágil y débil de vista, la primera mujer latinoamericana en recibir tan honorable premio, no pudo leer su discurso, y lo hizo en su nombre el novelista cubano Lisandro Otero; en el mismo expresó "Unir el nombre de Cervantes al mío, de la manera que sea, es algo tan grande para mí que no sabría qué hacer para merecerlo, ni qué decir para expresarlo".
Fe de vida, su última obra, entregada al amigo Aldo Martínez Malo, con la condición de que solo se conociera cuando hubiese cumplido 90 años o después de su muerte, vio la luz en 1993, publicada por Ediciones Hnos. Loynaz, en ocasión de celebrarse en Pinar del Río, el I Encuentro Iberoamericano sobre su vida y obra
La última aparición pública de Dulce María Loynaz, que duró apenas unos minutos por su delicado estado de salud, fue en el mes de abril de 1997, exactamente el día 15, con motivo del homenaje que le rindiera la Embajada de España, en el portal de su casa. Unos días después, en la madrugada del 27 de abril fallece "esta gran dama de América" que estuvo profundamente unida a los destinos y la cultura de su país así como a todo lo hispánico.
Thursday, December 23, 2010
DULCE MARIA LOYNAZ -4
Publicó sus primeros versos en periódicos y revistas habaneros y su libro iniciático data de la ya lejana fecha de 1938. Este es el lindero de la época en que se vincula con grandes figuras del mundo hispanoamericano como Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez, Rafael Marquina, Carmen Conde, entre otras. Acoge en su casa, en las llamadas "juevinas" (las más afamadas tertulias literarias cubanas desde las organizadas en el siglo diecinueve por Domingo del Monte) a Emilio Ballagas, Gonzalo Aróstegui, María Villar Buceta, Angélica Busquet y otros intelectuales de la isla. Toda esta etapa sin par, que pudiéramos llamar de formación, se extiende hasta los años cuarenta y es narrada de manera inigualable en unas sui géneris memorias tituladas Fe de vida, que la autora dedica a su segundo esposo Pablo Álvarez de Cañas, periodista canario radicado en Cuba. No sin razón, alguna crítica ha visto en Fe de vida una suerte de novela de aventuras o romance, en el sentido que otorga Frye, por lo que creo un regalo esencial la consulta de un texto como este para potenciar cualquier análisis crítico o aquilatar la simple, primaria información.
Desde la óptica de Fe de vida, no debe dejarse de reconocer el sutil nivel de "acompañamiento" que portan textos como Jardín o Un Verano en Tenerife junto a Poemas sin nombre y Últimos días de una casa. Mas tampoco hay que seguir muy al pie de la letra un razonamiento tan escasamente mensurable, si se obvia, por supuesto, la autocalificación de Jardín como novela lírica; esa obra, que alguna crítica ha estudiado como gran poema, tiene a su vez una narratividad intrínseca tan explosiva que puede pendulear del surrealismo al gótico, sin ser en definitiva patrimonio de lo uno ni de lo otro.
Considerada como la máxima exponente del intimismo posmodernista, su expresión lírica ha plasmado con sencillez y eficacia los temas esenciales del hombre y en sus versos logra conjugar con mano maestra lo universal y lo autóctono. Ejemplifiquemos con fragmentos de un texto pletórico de ínsita cubanía.
Este río de nombre musical
llega a mi corazón por un camino
de arterias tibias y temblor de diástoles (...)
El no tiene horizontes de Amazonas
ni misterios del Nilo, pero acaso
ninguno le mejore el cielo limpio
ni la finura de su pie y su talle (...)
Yo no diré que él sea el más hermoso (...)
¡Pero es mi río, mi país, mi sangre!
"Al Almendares", poema de intensa belleza sentimental, fusión emocionada de patria y naturaleza con la simplicidad de una corriente apacible.
Fiel exponente de la poesía pura, considerada figura de primera fila dentro del conjunto de escritores iberoamericanos, es Dulce María Loynaz una de las voces líricas más puras del arte poético cubano en este siglo y mito de las letras en esta parte del mundo. Su poesía posee una amplia gama de registros y llega a diversas sensibilidades. Nótese la sutileza de esta dupla versicular, en la que reside, sin embargo, todo un orbe de implicaciones:
¿Y esa luz?
Es tu sombra...
O reparemos en esta explosiva declaración de amor (o al amor) que es el poema LXI de los Poemas sin nombres:
En el valle profundo de mis tristezas, tú te alzas
inconmovible y silencioso como una columna de oro.
Eres de la raza del sol: moreno, ardiente y oloroso
a resinas silvestres.
Eres de la raza del sol, y a sol me huele tu carne quemada,
tu cabello tibio, tu boca oscura y caliente aún como brasa
recién apagada por el viento.
Hombre del sol, sujétame con tus brazos fuertes,
muérdeme con tus dientes de fiera joven,
arranca mis tristezas y mis orgullos,
arrástralos entre el polvo de tus pies despóticos.
¡Y enséñame de una vez -ya que no lo sé todavía-
a vivir o a morir entre tus garras!
Serenidad luminosa, poesía musical, hallazgos de expresión inusitados, brillo de la palabra, poesía interior, como callada y meditativa, todo eso puede definir a nuestra autora, todo eso se nos revela en la lectura de sus textos, viaje a través de mares y de ríos, versos en los que percibimos el fulgor de nuestra isla... y el avatar de sus criaturas, al ser, ella misma, especial criatura de isla.
Rodeada de mar por todas partes,
soy isla asida al tallo de los vientos...
Nadie escucha mi voz, si rezo o grito:
Puedo volar o hundirme... Puedo, a veces,
morder mi cola en signo de Infinito.
Soy tierra desgajándome... Hay momentos
en que el agua me ciega y me acobarda,
en que el agua es la muerte donde floto...
Pero abierta a mareas y a ciclones,
hinco en el mar raíz roto.
Crezco del mar y muero de él... Me alzo
¡para volverme en nudos desatados...!
¡Me come un mar batido por las alas
de arcángeles sin cielo, naufragados!
Igualmente, logra concitar una maravillosa riqueza de matices, situaciones y acordes espirituales. Quiero ejemplificar la nostalgia o la melancolía o el desamor, con estos versos desolados del poema "Viajero":
Yo soy como el viajero
que llega a un puerto y no lo espera nadie:
soy el viajero tímido que pasa
entre abrazos ajenos y sonrisas
que no son para él...
Como el viajero solo
que se alza el cuello del abrigo
en el gran muelle frío...
Fueron innumerables las condecoraciones, reconocimientos y homenajes que mereció esta autora. Pero no quiero dejar de mencionar el hecho de que en 1992 en Curazao, durante el III Congreso de Mujeres del Caribe, fue seleccionada como la poetisa más distinguida de la región en el siglo veinte. Finalizo rememorando su más alto logro literario, el Cervantes, premio que la instaló nuevamente, ya en el ocaso de su vida, en los planos más estelares del mundo literario iberoamericano. Casi hasta el final de sus días mantuvo una fructífera actividad intelectual.
Al amanecer del día 27 de abril de 1997, a los 94 años, falleció en su antigua mansión de la barriada de El Vedado, rodeada de obras de arte, recuerdos de viaje y una decena de perros, gozando del reconocimiento generalizado y universal dentro de las letras en lengua española.
Desde la óptica de Fe de vida, no debe dejarse de reconocer el sutil nivel de "acompañamiento" que portan textos como Jardín o Un Verano en Tenerife junto a Poemas sin nombre y Últimos días de una casa. Mas tampoco hay que seguir muy al pie de la letra un razonamiento tan escasamente mensurable, si se obvia, por supuesto, la autocalificación de Jardín como novela lírica; esa obra, que alguna crítica ha estudiado como gran poema, tiene a su vez una narratividad intrínseca tan explosiva que puede pendulear del surrealismo al gótico, sin ser en definitiva patrimonio de lo uno ni de lo otro.
Considerada como la máxima exponente del intimismo posmodernista, su expresión lírica ha plasmado con sencillez y eficacia los temas esenciales del hombre y en sus versos logra conjugar con mano maestra lo universal y lo autóctono. Ejemplifiquemos con fragmentos de un texto pletórico de ínsita cubanía.
Este río de nombre musical
llega a mi corazón por un camino
de arterias tibias y temblor de diástoles (...)
El no tiene horizontes de Amazonas
ni misterios del Nilo, pero acaso
ninguno le mejore el cielo limpio
ni la finura de su pie y su talle (...)
Yo no diré que él sea el más hermoso (...)
¡Pero es mi río, mi país, mi sangre!
"Al Almendares", poema de intensa belleza sentimental, fusión emocionada de patria y naturaleza con la simplicidad de una corriente apacible.
Fiel exponente de la poesía pura, considerada figura de primera fila dentro del conjunto de escritores iberoamericanos, es Dulce María Loynaz una de las voces líricas más puras del arte poético cubano en este siglo y mito de las letras en esta parte del mundo. Su poesía posee una amplia gama de registros y llega a diversas sensibilidades. Nótese la sutileza de esta dupla versicular, en la que reside, sin embargo, todo un orbe de implicaciones:
¿Y esa luz?
Es tu sombra...
O reparemos en esta explosiva declaración de amor (o al amor) que es el poema LXI de los Poemas sin nombres:
En el valle profundo de mis tristezas, tú te alzas
inconmovible y silencioso como una columna de oro.
Eres de la raza del sol: moreno, ardiente y oloroso
a resinas silvestres.
Eres de la raza del sol, y a sol me huele tu carne quemada,
tu cabello tibio, tu boca oscura y caliente aún como brasa
recién apagada por el viento.
Hombre del sol, sujétame con tus brazos fuertes,
muérdeme con tus dientes de fiera joven,
arranca mis tristezas y mis orgullos,
arrástralos entre el polvo de tus pies despóticos.
¡Y enséñame de una vez -ya que no lo sé todavía-
a vivir o a morir entre tus garras!
Serenidad luminosa, poesía musical, hallazgos de expresión inusitados, brillo de la palabra, poesía interior, como callada y meditativa, todo eso puede definir a nuestra autora, todo eso se nos revela en la lectura de sus textos, viaje a través de mares y de ríos, versos en los que percibimos el fulgor de nuestra isla... y el avatar de sus criaturas, al ser, ella misma, especial criatura de isla.
Rodeada de mar por todas partes,
soy isla asida al tallo de los vientos...
Nadie escucha mi voz, si rezo o grito:
Puedo volar o hundirme... Puedo, a veces,
morder mi cola en signo de Infinito.
Soy tierra desgajándome... Hay momentos
en que el agua me ciega y me acobarda,
en que el agua es la muerte donde floto...
Pero abierta a mareas y a ciclones,
hinco en el mar raíz roto.
Crezco del mar y muero de él... Me alzo
¡para volverme en nudos desatados...!
¡Me come un mar batido por las alas
de arcángeles sin cielo, naufragados!
Igualmente, logra concitar una maravillosa riqueza de matices, situaciones y acordes espirituales. Quiero ejemplificar la nostalgia o la melancolía o el desamor, con estos versos desolados del poema "Viajero":
Yo soy como el viajero
que llega a un puerto y no lo espera nadie:
soy el viajero tímido que pasa
entre abrazos ajenos y sonrisas
que no son para él...
Como el viajero solo
que se alza el cuello del abrigo
en el gran muelle frío...
Fueron innumerables las condecoraciones, reconocimientos y homenajes que mereció esta autora. Pero no quiero dejar de mencionar el hecho de que en 1992 en Curazao, durante el III Congreso de Mujeres del Caribe, fue seleccionada como la poetisa más distinguida de la región en el siglo veinte. Finalizo rememorando su más alto logro literario, el Cervantes, premio que la instaló nuevamente, ya en el ocaso de su vida, en los planos más estelares del mundo literario iberoamericano. Casi hasta el final de sus días mantuvo una fructífera actividad intelectual.
Al amanecer del día 27 de abril de 1997, a los 94 años, falleció en su antigua mansión de la barriada de El Vedado, rodeada de obras de arte, recuerdos de viaje y una decena de perros, gozando del reconocimiento generalizado y universal dentro de las letras en lengua española.
Wednesday, December 22, 2010
DULCE MARIA LOYNAZ -3
"Nada que reprochar, y eso que tenía un serio carácter mi querida Dulce María, pero al conversar con ella en la intimidad era una de las personas más elocuentes y divertidas que he conocido. Conservo cartas de una sencillez admirable, algunas las publiqué en mi libro Los misterios de La Habana.
Dulce María, en su aparente rectitud ocultaba a una de las personas más entrañables que he conocido. Igual que otro gran amigo escritor, Guillermo Cabrera Infante, al que le adjudicaban fama de airado, y era el hombre más dulce, delicado, y que se daba el lujo de ser irónico para que nos matáramos de la risa." Zoé Valdés
LA BALADA DEL AMOR TARDÍO
Amor que llegas tarde,
tráeme al menos la paz:
Amor de atardecer, ¿por qué extraviado
camino llegas a mi soledad?
Amor que me has buscado sin buscarte,
no sé qué vale más:
la palabra que vas a decirme
o la que yo no digo ya...
Amor... ¿No sientes frío? Soy la luna:
Tengo la muerte blanca y la verdad
lejana... -No me des tus rosas frescas;
soy grave para rosas. Dame el mar...
Amor que llegas tarde, no me viste
ayer cuando cantaba en el trigal...
Amor de mi silencio y mi cansancio,
hoy no me hagas llorar.
Dulce María, en su aparente rectitud ocultaba a una de las personas más entrañables que he conocido. Igual que otro gran amigo escritor, Guillermo Cabrera Infante, al que le adjudicaban fama de airado, y era el hombre más dulce, delicado, y que se daba el lujo de ser irónico para que nos matáramos de la risa." Zoé Valdés
LA BALADA DEL AMOR TARDÍO
Amor que llegas tarde,
tráeme al menos la paz:
Amor de atardecer, ¿por qué extraviado
camino llegas a mi soledad?
Amor que me has buscado sin buscarte,
no sé qué vale más:
la palabra que vas a decirme
o la que yo no digo ya...
Amor... ¿No sientes frío? Soy la luna:
Tengo la muerte blanca y la verdad
lejana... -No me des tus rosas frescas;
soy grave para rosas. Dame el mar...
Amor que llegas tarde, no me viste
ayer cuando cantaba en el trigal...
Amor de mi silencio y mi cansancio,
hoy no me hagas llorar.
Tuesday, December 21, 2010
DULCE MARIA LOYNAZ -2
Nadie en Cuba ha logrado ese equilibrio con tal elegancia, con tal sobriedad. Ese otro don la hace grande y aumenta el eco de cada uno de sus poemas, eco que sale de una caja de resonancia colmada de vida y de pasión y no de un frío laboratorio de palabras como algunos han querido insinuar.
Semioculta tras un abrigo rescatado en un muelle peninsular, vuelta hacia adentro como si fuese a ser despojada de él en cualquier momento, Dulce María ha cultivado la poesía como el jardinero que se acerca a su jardín con las manos llenas de tierra. Dedicada y ríspida a la vez, en una mano un látigo, en el otro una flor, sin sesgo alguno de feminismo fanático, sus versos poseen la fragilidad del cristal de roca. Rodeada de poesía y leyenda, poesía y leyenda ella misma, acogió en su casa lunática del Vedado a ese muchacho jovial y díscolo que siempre llegaba a las reuniones con los párpados llenos de lluvia y que tan bruscamente se apresuró a la muerte: Federico García Lorca. Junto a sus hermanos Flor, Enrique y Carlos Manuel, esta mujer rompió los moldes estancos de la sociedad a la que pertenecía y lo hizo con una obra que como una jabalina saltó por encima de todos para tocar el borde sensible del infinito.
Ante el fulgor de su prosa y la vehemencia aparentemente soslayada de su poesía se rindió la intelectualidad española de las últimas décadas.
Ambas gozan de ese encanto inasible y extraño de una mujer que quiso según su propia confesión ser una gran novelista. Quizás por eso el hilo de sus versos esté tensado por un sentimiento tan singular e indescriptible que le otorga su obra poética una densidad insondable.
Quedé amarga y sombría como niebla y retama
Nadie toque mi pan, nadie beba mi agua
Dejadme sola todos
Presiento que una cosa ancha y oscura
y desolada viene sobre mí
Como la noche sobre la llanura.
Detrás de cada palabra hay un mundo de sugestiones y veladuras solo visible para los iniciados. Dulce María es grave y sentenciosa. Como Gabriela Mistral tiene cólera y reto. No me extraña, pues, que sus versos revelen tanta emoción. No me extraña que una ternura viril los cubra. Dueña de la prudencia, fue además, severa como no lo fueron su hermano Enrique y su hermana Flor. El péndulo fue ella, el equilibrio lo estableció ella. Con una displicencia muy personal, encendió, sin embargo, las velas del gran convite nocturno frente al mar. Desplegó los manteles blancos sobre los arrecifes y dio de comer al Fantasma de la Ópera.
Semioculta tras un abrigo rescatado en un muelle peninsular, vuelta hacia adentro como si fuese a ser despojada de él en cualquier momento, Dulce María ha cultivado la poesía como el jardinero que se acerca a su jardín con las manos llenas de tierra. Dedicada y ríspida a la vez, en una mano un látigo, en el otro una flor, sin sesgo alguno de feminismo fanático, sus versos poseen la fragilidad del cristal de roca. Rodeada de poesía y leyenda, poesía y leyenda ella misma, acogió en su casa lunática del Vedado a ese muchacho jovial y díscolo que siempre llegaba a las reuniones con los párpados llenos de lluvia y que tan bruscamente se apresuró a la muerte: Federico García Lorca. Junto a sus hermanos Flor, Enrique y Carlos Manuel, esta mujer rompió los moldes estancos de la sociedad a la que pertenecía y lo hizo con una obra que como una jabalina saltó por encima de todos para tocar el borde sensible del infinito.
Ante el fulgor de su prosa y la vehemencia aparentemente soslayada de su poesía se rindió la intelectualidad española de las últimas décadas.
Ambas gozan de ese encanto inasible y extraño de una mujer que quiso según su propia confesión ser una gran novelista. Quizás por eso el hilo de sus versos esté tensado por un sentimiento tan singular e indescriptible que le otorga su obra poética una densidad insondable.
Quedé amarga y sombría como niebla y retama
Nadie toque mi pan, nadie beba mi agua
Dejadme sola todos
Presiento que una cosa ancha y oscura
y desolada viene sobre mí
Como la noche sobre la llanura.
Detrás de cada palabra hay un mundo de sugestiones y veladuras solo visible para los iniciados. Dulce María es grave y sentenciosa. Como Gabriela Mistral tiene cólera y reto. No me extraña, pues, que sus versos revelen tanta emoción. No me extraña que una ternura viril los cubra. Dueña de la prudencia, fue además, severa como no lo fueron su hermano Enrique y su hermana Flor. El péndulo fue ella, el equilibrio lo estableció ella. Con una displicencia muy personal, encendió, sin embargo, las velas del gran convite nocturno frente al mar. Desplegó los manteles blancos sobre los arrecifes y dio de comer al Fantasma de la Ópera.
Heredera fiel de una dinastía mambisa, oyó las voces de los subversivos y les repartió hojas de papel. Ajena a todo lo superfluo e intrascendente, sobrevivió a su propio olvido, anticipándose a él. Se dio el lujo de no existir para resucitar iluminada por todos, amada. Ahora la entendemos mejor, la queremos.
Cuando alguien le susurró al oído el canto del exilio, ella contestó: “La hija de un General de la Guerra de Independencia no abandona su país”.
Su obra literaria es vasta y aún poco divulgada. Cuba y el Cervantes ya se están ocupando de subsanar este error. Ella, a pesar de esto, como Borges, solo escribió lo inevitable, lo que quiso. Y cuando hizo falta. Era Flor, la gran Flor quien escribía en servilletas, en cajas de cigarrillos, en abanicos, quien hacía odas a las bielas y los motores. Dulce la escuchó siempre y la alabó. “Léanse poemas de Enrique, oigan a Flor”. En esta recomendación se aprecia más la grandeza de Dulce.
“Un Verano en Tenerife”, como ninguna de sus obras muestra con creces el dominio de la prosa lírica de esta pequeña y gran mujer. Conciso, profundo y con pinceladas de un trazo seguro y volúmenes perfectos. “Un Verano...” puede mostrarse al mundo como el mayor emblema de la crónica de viaje contemporáneo. Viajera incansable, tímida, escribió:
Soy el viajero que pasa entre abrazos ajenos y sonrisas que no son para él.
Pero sí fueron para ella. Y pasó el tiempo que lo fija todo. El tiempo clasificador. Semioculta, pero iluminada, vivió esta gran escritora en su casa hechizada del Vedado, barrio que ella vio nacer salido de los peñascos y las uvas caletas. Yo no sé de árbol más fuerte que su alma, yo no conozco cubana más cubana. Por eso, con este sello, reciba usted Dulce María Loynaz el abrazo de la poesía de su país, esa poesía a la cual ha rendido una lealtad ejemplar.
“Un Verano en Tenerife”, como ninguna de sus obras muestra con creces el dominio de la prosa lírica de esta pequeña y gran mujer. Conciso, profundo y con pinceladas de un trazo seguro y volúmenes perfectos. “Un Verano...” puede mostrarse al mundo como el mayor emblema de la crónica de viaje contemporáneo. Viajera incansable, tímida, escribió:
Soy el viajero que pasa entre abrazos ajenos y sonrisas que no son para él.
Pero sí fueron para ella. Y pasó el tiempo que lo fija todo. El tiempo clasificador. Semioculta, pero iluminada, vivió esta gran escritora en su casa hechizada del Vedado, barrio que ella vio nacer salido de los peñascos y las uvas caletas. Yo no sé de árbol más fuerte que su alma, yo no conozco cubana más cubana. Por eso, con este sello, reciba usted Dulce María Loynaz el abrazo de la poesía de su país, esa poesía a la cual ha rendido una lealtad ejemplar.
Dulce María Loynaz ocupará sitio de honor entre los poetas que no hacen escaramuza del concepto de generaciones y no esgrimen el almanaque a modo de espada de caramelo. Se verá en ella al poeta constante que da fe de su existencia como tal; al poeta que no claudica, que sabe que su oficio es digno y sirve ese oficio con dignidad. Para nosotros ella ocupa ya ese sitio privilegiado por la entraña y por el acento de su admirable poesía." Emilio Ballagas
Yo te fui desnudando de ti mismo,
de los «tus» superpuestos que la vida
te había ceñido...
Te arranqué la corteza -entera y dura-
que se creía fruta, que tenía
la forma de la fruta.
Y ante el asombro vago de tus ojos
surgiste con tus ojos aún velados
de tinieblas y asombros...
Surgiste de ti mismo; de tu misma
sombra fecunda, intacto y desgarrado
en alma viva...
de los «tus» superpuestos que la vida
te había ceñido...
Te arranqué la corteza -entera y dura-
que se creía fruta, que tenía
la forma de la fruta.
Y ante el asombro vago de tus ojos
surgiste con tus ojos aún velados
de tinieblas y asombros...
Surgiste de ti mismo; de tu misma
sombra fecunda, intacto y desgarrado
en alma viva...
"Alguna veces, en las mañanas, suelo caminar hasta el borde de la ciudad y sentarme junto al mar con sus Cartas que no se extraviaron. Desde mi complejo mundo personal trato de imaginarme que ella escucha, y que en el mar también hay quien escucha. A modo de exorcismo leo sus cartas y pienso que ya el día se vuelve uno de esos amigos que no se quejan por el don que te ofrecen. Leo sus Cartas al mar. La palabras regresan como la mano antigua que me acariciaba, entran por mi dolor y cantan. Suavemente tristeza se retira con cierta discresión, y por un tiempo, no muy largo, el regocijo se acomoda como el niño al que permiten echar una jugada.
Dulce María vive ahí, en ese lado izquierdo que no se calla. Es su poesía el reo culpable. El asesino de mi rebelión. Brisa y sosiego. Y leo: Agárrese a ella como un ostión a una estaca de mar. Ud es el ostión, ella es la estaca y yo soy el mar. " Raysa White
Dulce María vive ahí, en ese lado izquierdo que no se calla. Es su poesía el reo culpable. El asesino de mi rebelión. Brisa y sosiego. Y leo: Agárrese a ella como un ostión a una estaca de mar. Ud es el ostión, ella es la estaca y yo soy el mar. " Raysa White
Por, Graciela
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Monday, December 20, 2010
DULCE MARIA LOYNAZ -1
Cuba, 1903-1997)
"Heredera fiel de una dinastía mambisa, oyó las voces de los subversivos y les repartió hojas de papel. Ajena a todo lo superfluo e intrascendente, sobrevivió a su propio olvido, anticipándose a él. Se dio el lujo de no existir para resucitar iluminada por todos, amada. Ahora la entendemos mejor, la queremos". Palabras leídas en la cancelación del sello por el Centenario del Natalicio de la Premio Cervantes Dulce María Loynaz.
Miguel Barnet La Habana
El español más transparente de la Isla, la lengua más sugestiva y sensual de la poesía cubana escrita por una mujer es, sin duda, la de Dulce María Loynaz. De unción religiosa y no mística, su visión de la tierra lega al mundo una cosmogonía muy consecuente con el destino iberoamericano.
Evasiva, fugaz, en una fuga hacia la tierra que parte del cielo, Dulce María, su voz, inauguran un simbolismo nuevo y postmoderno para la poesía cubana, diría mejor, para las letras de Cuba.
Ajena a los istmos de moda en la época de su fértil producción, levantó su copa para brindarnos un licor que de tan añejo resultó el más puro y embriagante.
En una época en que el existencialismo exhibía sus más conspicuas armas para imponerse, esta mujer realiza una Obra Poética de reflexiones y greguerías intimistas y una novela donde un Jardín y una Mujer huyen de todo, sin poder huir. Ese es para mí su mayor mérito individual de escritora. Tiempo para soñar, cerebro para meditar, ojos que sirvan alguna vez, y ya eso bastaría, para la pura contemplación. Como si esa no fuera también una condición inherente al hombre de América.
Ella nos ha dado esa luz, esa otra ventana que en Lezama Lima se abrió con estrépito de goznes y bisagras barrocas. Su ventana más callada, pero no menos cómplice nos ha permitido ver el mundo con una luz suave y un tributo a la ensoñación y al silencio, materia de la que está hecha la argamasa de toda su obra. Un silencio necesario para lograr el equilibrio sobre el que descansa su escritura.
Deseo
Que la vida no vaya más allá de tus brazos.
Que yo pueda caber con mi verso en tus brazos,
que tus brazos me ciñan entera y temblorosa
sin que afuera se queden ni mi sol ni mi sombra.
Que me sean tus brazos horizonte y camino,
camino breve, y único horizonte de carne;
que la vida no vaya más allá... ¡Que la muerte
se parezca a esta muerte caliente de tus brazos!...
Miguel Barnet La Habana
El español más transparente de la Isla, la lengua más sugestiva y sensual de la poesía cubana escrita por una mujer es, sin duda, la de Dulce María Loynaz. De unción religiosa y no mística, su visión de la tierra lega al mundo una cosmogonía muy consecuente con el destino iberoamericano.
Evasiva, fugaz, en una fuga hacia la tierra que parte del cielo, Dulce María, su voz, inauguran un simbolismo nuevo y postmoderno para la poesía cubana, diría mejor, para las letras de Cuba.
Ajena a los istmos de moda en la época de su fértil producción, levantó su copa para brindarnos un licor que de tan añejo resultó el más puro y embriagante.
En una época en que el existencialismo exhibía sus más conspicuas armas para imponerse, esta mujer realiza una Obra Poética de reflexiones y greguerías intimistas y una novela donde un Jardín y una Mujer huyen de todo, sin poder huir. Ese es para mí su mayor mérito individual de escritora. Tiempo para soñar, cerebro para meditar, ojos que sirvan alguna vez, y ya eso bastaría, para la pura contemplación. Como si esa no fuera también una condición inherente al hombre de América.
Ella nos ha dado esa luz, esa otra ventana que en Lezama Lima se abrió con estrépito de goznes y bisagras barrocas. Su ventana más callada, pero no menos cómplice nos ha permitido ver el mundo con una luz suave y un tributo a la ensoñación y al silencio, materia de la que está hecha la argamasa de toda su obra. Un silencio necesario para lograr el equilibrio sobre el que descansa su escritura.
Deseo
Que la vida no vaya más allá de tus brazos.
Que yo pueda caber con mi verso en tus brazos,
que tus brazos me ciñan entera y temblorosa
sin que afuera se queden ni mi sol ni mi sombra.
Que me sean tus brazos horizonte y camino,
camino breve, y único horizonte de carne;
que la vida no vaya más allá... ¡Que la muerte
se parezca a esta muerte caliente de tus brazos!...
Desprendimiento
Un amor indeciso se ha acercado a mi puerta...
Y no pasa; y se queda frente a la puerta abierta.
Yo le digo al amor: - ¿Qué te trae a mi casa?
Dulzura de sentirse cada vez más lejano.
Más lejano y más vago...
Sin saber si es porque las cosas
Más lejano y más vago...
Sin saber si es porque las cosas
se van yendo o es uno el que se va.
Dulzura del olvido como un rocío leve cayendo en la tiniebla...
Dulzura de sentirse limpio de toda cosa.
Dulzura de elevarsey ser como la estrella inaccesible y alta,
alumbrando en silencio...
En silencio, ¡Dios mío!...
Dulzura de sentirse limpio de toda cosa.
Dulzura de elevarsey ser como la estrella inaccesible y alta,
alumbrando en silencio...
En silencio, ¡Dios mío!...
Un amor indeciso
Un amor indeciso se ha acercado a mi puerta...
Y no pasa; y se queda frente a la puerta abierta.
Yo le digo al amor: - ¿Qué te trae a mi casa?
Y el amor no responde, no saluda, no pasa...
Es un amor pequeño que perdió su camino:
Venía ya la noche..Y con la noche vino.
¡Qué amor tan pequeñito para andar con la sombra!
¿Que palabra no dice, qué nombre no me nombra?
¡Qué amor tan pequeñito para andar con la sombra!
¿Que palabra no dice, qué nombre no me nombra?
¿Qué deja ir o separa?
¿Que paisaje apretado se le quedó
en el fondo de los ojos cerrados?...
Este amor nada dice. Este amor nada sabe:
Es del color del viento,de la huella de un ave.
Es del color del viento,de la huella de un ave.
Extraño amor sin ruido que me gana y me pierde,
que huele las naranjas y que las rosas muerde
Que todo lo confunde, lo deja ¡Y no lo deja!
Que esconde estrellas nuevas en la ceniza vieja
Y no sabe morir ni vivir:
Y no sabe que el mañana es tan solo el hoy muerto...
El cadáver futuro de este hoy claro, de esta hora cierta...
Un amor indeciso se ha dormido a mi puerta...
Sunday, December 19, 2010
Amo a los hombres y les canto..., Gioconda Belli
Amo a los hombres
y les canto.
Amo a los jóvenes
desafiantes jinetes del aire,
pobladores de pasillos en las Universidades,
rebeldes, inconformes, planeadores de mundos diferentes.
Amo a los obreros,
esos sudorosos gigantes morenos
que salen de madrugada a construir ciudades.
Amo a los carpinteros
que reconocen a la madera como a su mujer
y saben hacerla a su modo.
Amo a los campesinos
que no tienen más tractor que su brazo
que rompen el vientre de la tierra y la poseen.
Amo, compasiva y tristemente, a los complicados
hombres de negocios
que han convertido su hombría en una sanguinaria
máquina de sumar
y han dejado los pensamientos más profundos, los
sentimientos más nobles
por cálculos y métodos de explotación.
Amo a los poetas -bellos ángeles lanzallamas-
que inventan nuevos mundos desde la palabra
y que dan a la risa y al vino su justa y proverbial importancia.
que conocen la trascendencia de una conversación
tranquila bajo los árboles,
a esos poetas vitales que sufren las lágrimas y van
y dejan todo y mueren
para que nazcan hombres con la frente alta.
Amo a los pintores -hombres colores-
que guardan su hermosura para nuestros ojos
y a los que pintan el horror y el hambre
para que no se nos olvide.
Amo a los solitarios pensadores
los que existen más allá del amor y de la comprensión sencilla
los que se hunden en titánicas averiguaciones
y se atormentan día y noche ante lo absurdo de las respuestas.
A todos amo con un amor de mujer, de madre, de hermana,
con un amor que es más grande que yo toda,
que me supera y me envuelve como un océano
donde todo el misterio se resuelve en espuma...
Amo a las mujeres desde su piel que es la mía.
A la que se rebela y forcejea con la pluma y la voz desenvainadas,
a la que se levanta de noche a ver a su hijo que llora,
a la que llora por un niño que se ha dormido para siempre,
a la que lucha enardecida en las montañas,
a la que trabaja -mal pagada- en la ciudad,
a la que gorda y contenta canta cuando echa tortillas
en la pancita caliente del comal,
a la que camina con el peso de un ser en su vientre
enorme y fecundo.
A todas las amo y me felicito por ser de su especie.
Me felicito por estar con hombres y mujeres
aquí bajo este cielo, sobre esta tierra tropical y fértil,
ondulante y cubierta de hierba.
Me felicito por ser y por haber nacido,
por mis pulmones que me llevan y me traen el aire,
porque cuando respiro siento que el mundo todo entra en mí
y sale con algo mío,
por estos poemas que escribo y lanzo al viento
para alegría de los pájaros,
por todo lo que soy y rompe el aire a mi paso,
por las flores que se mecen en los caminos
y los pensamientos que, desenfrenados, alborotan en las cabezas,
por los llantos y las rebeliones.
Me felicito porque soy parte de una nueva época
porque he comprendido la importancia que tiene mi existencia,
la importancia que tiene tu existencia, la de todos,
la vitalidad de mi mano unida a otras manos,
de mi canto unido a otros cantos.
Porque he comprendido mi misión de ser creador,
de alfarera de mi tiempo que es el tiempo nuestro,
quiero irme a la calle y a los campos,
a las mansiones y a las chozas
a sacudir a los tibios y haraganes,
a los que reniegan de la vida y de los malos negocios,
a los que dejan de ver el sol para cuadrar balances,
a los incrédulos, a los desamparados, a los que han
perdido la esperanza,
a los que ríen y cantan y hablan con optimismo;
quiero traerlos a todos hacia la madrugada,
traerlos a ver la vida que pasa
con una hermosura dolorosa y desafiante,
la vida que nos espera detrás de cada atardecer
-último testimonio de un día que se va para siempre,
que sale del tiempo y que nunca volverá a repetirse-.
Quiero atraer a todos hacia el abrazo de una alegría que comienza,
de un Universo que espera que rompamos sus puertas
con la energía de nuestra marcha incontenible.
Quiero llevaros a recorrer los caminos
por donde avanza -inexorable- la Historia.
Porque los amo quiero llevarlos de frente a la nueva mañana,
mañana lavada de pesar que habremos construido todos.
Vámonos y que nadie se quede a la zaga,
que nadie perezoso, amedrentado, tibio, habite la faz de la tierra
para que este amor tenga la fuerza de los terremotos,
de los maremotos,
de los ciclones, de los huracanes
y todo lo que nos aprisione vuele convertido en desecho
mientras hombres y mujeres nuevos
van naciendo erguidos
luminosos
como volcanes...
Vámonos
Vámonos
Vámonoooos!!!
y les canto.
Amo a los jóvenes
desafiantes jinetes del aire,
pobladores de pasillos en las Universidades,
rebeldes, inconformes, planeadores de mundos diferentes.
Amo a los obreros,
esos sudorosos gigantes morenos
que salen de madrugada a construir ciudades.
Amo a los carpinteros
que reconocen a la madera como a su mujer
y saben hacerla a su modo.
Amo a los campesinos
que no tienen más tractor que su brazo
que rompen el vientre de la tierra y la poseen.
Amo, compasiva y tristemente, a los complicados
hombres de negocios
que han convertido su hombría en una sanguinaria
máquina de sumar
y han dejado los pensamientos más profundos, los
sentimientos más nobles
por cálculos y métodos de explotación.
Amo a los poetas -bellos ángeles lanzallamas-
que inventan nuevos mundos desde la palabra
y que dan a la risa y al vino su justa y proverbial importancia.
que conocen la trascendencia de una conversación
tranquila bajo los árboles,
a esos poetas vitales que sufren las lágrimas y van
y dejan todo y mueren
para que nazcan hombres con la frente alta.
Amo a los pintores -hombres colores-
que guardan su hermosura para nuestros ojos
y a los que pintan el horror y el hambre
para que no se nos olvide.
Amo a los solitarios pensadores
los que existen más allá del amor y de la comprensión sencilla
los que se hunden en titánicas averiguaciones
y se atormentan día y noche ante lo absurdo de las respuestas.
A todos amo con un amor de mujer, de madre, de hermana,
con un amor que es más grande que yo toda,
que me supera y me envuelve como un océano
donde todo el misterio se resuelve en espuma...
Amo a las mujeres desde su piel que es la mía.
A la que se rebela y forcejea con la pluma y la voz desenvainadas,
a la que se levanta de noche a ver a su hijo que llora,
a la que llora por un niño que se ha dormido para siempre,
a la que lucha enardecida en las montañas,
a la que trabaja -mal pagada- en la ciudad,
a la que gorda y contenta canta cuando echa tortillas
en la pancita caliente del comal,
a la que camina con el peso de un ser en su vientre
enorme y fecundo.
A todas las amo y me felicito por ser de su especie.
Me felicito por estar con hombres y mujeres
aquí bajo este cielo, sobre esta tierra tropical y fértil,
ondulante y cubierta de hierba.
Me felicito por ser y por haber nacido,
por mis pulmones que me llevan y me traen el aire,
porque cuando respiro siento que el mundo todo entra en mí
y sale con algo mío,
por estos poemas que escribo y lanzo al viento
para alegría de los pájaros,
por todo lo que soy y rompe el aire a mi paso,
por las flores que se mecen en los caminos
y los pensamientos que, desenfrenados, alborotan en las cabezas,
por los llantos y las rebeliones.
Me felicito porque soy parte de una nueva época
porque he comprendido la importancia que tiene mi existencia,
la importancia que tiene tu existencia, la de todos,
la vitalidad de mi mano unida a otras manos,
de mi canto unido a otros cantos.
Porque he comprendido mi misión de ser creador,
de alfarera de mi tiempo que es el tiempo nuestro,
quiero irme a la calle y a los campos,
a las mansiones y a las chozas
a sacudir a los tibios y haraganes,
a los que reniegan de la vida y de los malos negocios,
a los que dejan de ver el sol para cuadrar balances,
a los incrédulos, a los desamparados, a los que han
perdido la esperanza,
a los que ríen y cantan y hablan con optimismo;
quiero traerlos a todos hacia la madrugada,
traerlos a ver la vida que pasa
con una hermosura dolorosa y desafiante,
la vida que nos espera detrás de cada atardecer
-último testimonio de un día que se va para siempre,
que sale del tiempo y que nunca volverá a repetirse-.
Quiero atraer a todos hacia el abrazo de una alegría que comienza,
de un Universo que espera que rompamos sus puertas
con la energía de nuestra marcha incontenible.
Quiero llevaros a recorrer los caminos
por donde avanza -inexorable- la Historia.
Porque los amo quiero llevarlos de frente a la nueva mañana,
mañana lavada de pesar que habremos construido todos.
Vámonos y que nadie se quede a la zaga,
que nadie perezoso, amedrentado, tibio, habite la faz de la tierra
para que este amor tenga la fuerza de los terremotos,
de los maremotos,
de los ciclones, de los huracanes
y todo lo que nos aprisione vuele convertido en desecho
mientras hombres y mujeres nuevos
van naciendo erguidos
luminosos
como volcanes...
Vámonos
Vámonos
Vámonoooos!!!
Saturday, December 18, 2010
He aquí que tú estás sola y que estoy solo... Jaime Sabines.
He aquí que tú estás sola y que yo estoy solo.
Haces cosas diariamente y piensas
y yo pienso y recuerdo y estoy solo.
A la misma hora nos recordamos algo
y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya
somos, y una locura celular nos recorre
y una sangre rebelde y sin cansancio.
Se me va a hacer llagas este cuerpo solo,
se me caerá la carne trozo a trozo.
Esto es lejía y muerte.
El corrosivo estar, el malestar
muriendo es nuestra muerte.
Yo no sé dónde estás. Yo ya he olvidado
quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo,
una mitad apenas, sólo un brazo.
Te recuerdo en mi boca y en mis manos.
Con mi lengua y mis ojos y mis manos
te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne,
a siembra, a flor, hueles a amor, y a mí.
En mis labios te sé, te reconozco,
y giras y eres y miras incansable
y toda tu me suenas
dentro del corazón como mi sangre.
Te digo que estoy solo y que me faltas.
Nos faltamos, amor, y nos morimos
y nada haremos ya sino morirnos.
Esto lo sé, amor, esto sabemos.
Hoy y mañana, así, y cuando estemos
en estos brazos simples y cansados,
me faltarás, amor, nos faltaremos.
Jaime Sabines
Thursday, December 16, 2010
Amor callado, MIGUEL A. PEGUERO
Amor callado, que jamás se queja;
amor que, en la discreta madrugada,
sólo acierta a poner, junto a tu reja,
la ilusión de una estrofa perfumada.
Amor de un alma taciturna y vieja;
amor que es como música olvidada,
que tiene azul resignación de oveja,
que lo da todo y que no pide nada.
Amor es eso, amar como te amo,
sin medir tu desdén, sin que un reclamo
haga que el alma de esperanza estalle.
Amor sin arrebatos y sin ruido,
que espera que tu hogar esté dormido
para pasar entonces por tu calle.
amor que, en la discreta madrugada,
sólo acierta a poner, junto a tu reja,
la ilusión de una estrofa perfumada.
Amor de un alma taciturna y vieja;
amor que es como música olvidada,
que tiene azul resignación de oveja,
que lo da todo y que no pide nada.
Amor es eso, amar como te amo,
sin medir tu desdén, sin que un reclamo
haga que el alma de esperanza estalle.
Amor sin arrebatos y sin ruido,
que espera que tu hogar esté dormido
para pasar entonces por tu calle.
MIGUEL A. PEGUERO ( R. Dominicana, 1903 - 1864 )
Wednesday, December 15, 2010
Deseo, Xavier Villaurutia
Amarte con un fuego duro y frío.
Amarte sin palabras, sin pausas ni silencios.
Amarte sólo cada vez que quieras,
y sólo con la muda presencia de mis actos.
Amarte a flor de boca y mientras la mentira
no se distinga en ti de la ternura.
Amarte cuando finges toda la indiferencia
que tu abandono niega, que funde tu calor.
Amarte cada vez que tu piel y tu boca
busquen mi piel dormida y mi boca despierta.
Amarte por la soledad, si en ella me dejas.
Amarte por la ira en que mi razón enciendes.
Y, más que por el goce y el delirio,
amarte por la angustia y por la duda.
Amarte sin palabras, sin pausas ni silencios.
Amarte sólo cada vez que quieras,
y sólo con la muda presencia de mis actos.
Amarte a flor de boca y mientras la mentira
no se distinga en ti de la ternura.
Amarte cuando finges toda la indiferencia
que tu abandono niega, que funde tu calor.
Amarte cada vez que tu piel y tu boca
busquen mi piel dormida y mi boca despierta.
Amarte por la soledad, si en ella me dejas.
Amarte por la ira en que mi razón enciendes.
Y, más que por el goce y el delirio,
amarte por la angustia y por la duda.
Monday, December 13, 2010
Décima muerte, Xavier Villaurrutia
¡Qué prueba de la existencia
habrá mayor que la suerte
de estar viviendo sin verte
y muriendo en tu presencia!
Esta lúcida conciencia
de amar a lo nunca visto
y de esperar lo imprevisto;
este caer sin llegar
es la angustia de pensar
que puesto que muero existo.
Si en todas partes estás,
en el agua y en la tierra,
en el aire que me encierra
y en el incendio voraz;
y si a todas partes vas
conmigo en el pensamiento,
en el soplo de mi aliento
y en mi sangre confundida
¿no serás, Muerte, en mi vida,
agua, fuego, polvo y viento?
Si tienes manos, que sean
de un tacto sutil y blando
apenas sensible cuando
anestesiado me crean;
y que tus ojos me vean
sin mirarme, de tal suerte
que nada me desconcierte
ni tu vista ni tu roce,
para no sentir un goce
ni un dolor contigo, Muerte.
Por caminos ignorados,
por hendiduras secretas,
por las misteriosas vetas
de troncos recién cortados
te ven mis ojos cerrados
entrar en mi alcoba oscura
a convertir mi envoltura
opaca, febril, cambiante,
luminosa, eterna y pura,
en materia de diamante.
No duermo para que al verte
llegar lenta y apagada,
para que al oír pausada
tu voz que silencios vierte,
para que al tocar la nada
que envuelve tu cuerpo yerto,
para que a tu olor desierto
pueda, sin sombra de sueño,
saber quede ti me adueño,
sentir que muero despierto.
La aguja del instantero
recorrerá su cuadrante,
todo cabrá en un instante
del espacio verdadero
que, ancho, profundo y señero,
será clásico a tu paso
de modo que el tiempo cierto
prolongará nuestro abrazo
y será posible acaso,
vivir después de haber muerto.
En el roce, en el contacto,
en la inefable delicia
de la suprema caricia
que desemboca en el acto,
hay el misterioso pacto
del espasmo delirante
en que un cielo alucinante
y un infierno de agonía
se funden cuando eres mía
y soy tuyo en un instante.
Hasta en la ausencia estás viva:
porque te encuentro en el hueco
de una forma y en el eco
de una nota fugitiva;
porque en mi propia saliva
fundes tu sabor sombrío,
y a cambio de lo que es mío
me dejas sólo el temor
de hallar hasta en el sabor
la presencia del vacío.
Si te llevo en mí prendida
y te acaricio y escondo;
si te alimento en el fondo
de mi más secreta herida;
si mi muerte te da vida
y goce mi frenesí
¡qué será, Muerte, de ti
cuando al salir yo del mundo,
deshecho el nudo profundo,
tengas que salir de mí?
En vano amenazas, Muerte,
cerrar la boca a mi herida
y poner fin a mi vida
con una palabra inerte.
¡Qué puedo pensar al verte,
si en mi angustia verdadera
tuve que violar la espera;
si en la vista de tu tardanza
para llenar mi esperanza
no hay hora en que yo no muera!
habrá mayor que la suerte
de estar viviendo sin verte
y muriendo en tu presencia!
Esta lúcida conciencia
de amar a lo nunca visto
y de esperar lo imprevisto;
este caer sin llegar
es la angustia de pensar
que puesto que muero existo.
Si en todas partes estás,
en el agua y en la tierra,
en el aire que me encierra
y en el incendio voraz;
y si a todas partes vas
conmigo en el pensamiento,
en el soplo de mi aliento
y en mi sangre confundida
¿no serás, Muerte, en mi vida,
agua, fuego, polvo y viento?
Si tienes manos, que sean
de un tacto sutil y blando
apenas sensible cuando
anestesiado me crean;
y que tus ojos me vean
sin mirarme, de tal suerte
que nada me desconcierte
ni tu vista ni tu roce,
para no sentir un goce
ni un dolor contigo, Muerte.
Por caminos ignorados,
por hendiduras secretas,
por las misteriosas vetas
de troncos recién cortados
te ven mis ojos cerrados
entrar en mi alcoba oscura
a convertir mi envoltura
opaca, febril, cambiante,
luminosa, eterna y pura,
en materia de diamante.
No duermo para que al verte
llegar lenta y apagada,
para que al oír pausada
tu voz que silencios vierte,
para que al tocar la nada
que envuelve tu cuerpo yerto,
para que a tu olor desierto
pueda, sin sombra de sueño,
saber quede ti me adueño,
sentir que muero despierto.
La aguja del instantero
recorrerá su cuadrante,
todo cabrá en un instante
del espacio verdadero
que, ancho, profundo y señero,
será clásico a tu paso
de modo que el tiempo cierto
prolongará nuestro abrazo
y será posible acaso,
vivir después de haber muerto.
En el roce, en el contacto,
en la inefable delicia
de la suprema caricia
que desemboca en el acto,
hay el misterioso pacto
del espasmo delirante
en que un cielo alucinante
y un infierno de agonía
se funden cuando eres mía
y soy tuyo en un instante.
Hasta en la ausencia estás viva:
porque te encuentro en el hueco
de una forma y en el eco
de una nota fugitiva;
porque en mi propia saliva
fundes tu sabor sombrío,
y a cambio de lo que es mío
me dejas sólo el temor
de hallar hasta en el sabor
la presencia del vacío.
Si te llevo en mí prendida
y te acaricio y escondo;
si te alimento en el fondo
de mi más secreta herida;
si mi muerte te da vida
y goce mi frenesí
¡qué será, Muerte, de ti
cuando al salir yo del mundo,
deshecho el nudo profundo,
tengas que salir de mí?
En vano amenazas, Muerte,
cerrar la boca a mi herida
y poner fin a mi vida
con una palabra inerte.
¡Qué puedo pensar al verte,
si en mi angustia verdadera
tuve que violar la espera;
si en la vista de tu tardanza
para llenar mi esperanza
no hay hora en que yo no muera!
Sunday, November 28, 2010
El Beso, Salvador Pliego
Saturday, November 27, 2010
Juan Clemente Zenea
¡Memorias tuyas! ¡Y llorar piadosa!,
es recordarme en horas de martirio
mis muertas horas de descanso y calma,
y hablarme de una noche deliciosa,
de un beso, una lágrima, un delirio,
de la primera convulsión de un alma.
Del baile y de emociones fatigados,
salimos al jardín a errar dichosos;
enfrente de un ciprés nos detuvimos,
y en el sabroso platicar, sentados
al pie de unos resales olorosos,
¡oh, que cosas tan dulces nos dijimos!
Tu juventud con sus brillantes galas,
la música, tu voz, el claro cielo,
la presión de tu mano,
el céfiro noctivago en sus alas
débil hurtando en perezoso vuelo
los últimos aromas del verano,
todo alentaba la pasión ardiente;
Y alarmados, mujer, nuestros sentidos,
en busca de suspiros anhelantes,
hubo una vez en que al alzar la frente
mis labios atrevidos
tocaron en tus labios palpitantes.
Tocaron nada más. Firme constancia
me prometiste, y sin temor de engaños,
nos descubrimos el pasado entero:
alegres juegos en tu fresca infancia
y un ángel hechicero
todo el querer de mis floridos años.
"Infelice de mí!" -clamaste ansiosa-.
"¡Te quiso otra mujer! ¡Oh, suerte impía!"
Y te angustiaste al escuchar su nombre;
y entonces fue la lágrima copiosa,
cuando entendiste que albergar podía
más de un amor el corazón del hombre.
Viajando libre, a su placer perdido,
mi espíritu en el éter se espaciaba
por los orbes de luz del firmamento,
y algo pálido, azul, indefinido,
las auroras eternas presagiaba
y la vida inmortal del pensamiento.
Ingenua, melancólica, sensible,
mirándome inocente,
en mí depositaste tu confianza,
y en la mar bonancible
de la plácida edad adolescente
sus áncoras lanzó nuestra esperanza.
En presencia de Dios, con un suspiro,
dejamos el ciprés y los rosales,
y al vals animador tornando luego
sentimos las esferas celestiales
que en torno nuestro en caprichoso giro
volaban en atmósfera de fuego.
Después los votos, el adiós, la cita;
y más tarde la esquela,
al cauteloso conversar a solas;
tribulaciones e ilusión marchita,
un drama, una novela,
un gran naufragio en las mundanas olas.
Para nunca, jamás, volver a verte
los hados implacables
entre nosotros dos, dando un gemido,
como abriendo los antros de la muerte,
nos abrieron abismos insondables
de soledad, separación y olvido.
Y así llegar he visto prematura
mi estación del otoño; se detienen
las aguas al helarse en las orillas,
corona ya las cumbres nieve pura,
y a todo su correr, rápidos vienen
los tiempos de las hojas amarillas.
es recordarme en horas de martirio
mis muertas horas de descanso y calma,
y hablarme de una noche deliciosa,
de un beso, una lágrima, un delirio,
de la primera convulsión de un alma.
Del baile y de emociones fatigados,
salimos al jardín a errar dichosos;
enfrente de un ciprés nos detuvimos,
y en el sabroso platicar, sentados
al pie de unos resales olorosos,
¡oh, que cosas tan dulces nos dijimos!
Tu juventud con sus brillantes galas,
la música, tu voz, el claro cielo,
la presión de tu mano,
el céfiro noctivago en sus alas
débil hurtando en perezoso vuelo
los últimos aromas del verano,
todo alentaba la pasión ardiente;
Y alarmados, mujer, nuestros sentidos,
en busca de suspiros anhelantes,
hubo una vez en que al alzar la frente
mis labios atrevidos
tocaron en tus labios palpitantes.
Tocaron nada más. Firme constancia
me prometiste, y sin temor de engaños,
nos descubrimos el pasado entero:
alegres juegos en tu fresca infancia
y un ángel hechicero
todo el querer de mis floridos años.
"Infelice de mí!" -clamaste ansiosa-.
"¡Te quiso otra mujer! ¡Oh, suerte impía!"
Y te angustiaste al escuchar su nombre;
y entonces fue la lágrima copiosa,
cuando entendiste que albergar podía
más de un amor el corazón del hombre.
Viajando libre, a su placer perdido,
mi espíritu en el éter se espaciaba
por los orbes de luz del firmamento,
y algo pálido, azul, indefinido,
las auroras eternas presagiaba
y la vida inmortal del pensamiento.
Ingenua, melancólica, sensible,
mirándome inocente,
en mí depositaste tu confianza,
y en la mar bonancible
de la plácida edad adolescente
sus áncoras lanzó nuestra esperanza.
En presencia de Dios, con un suspiro,
dejamos el ciprés y los rosales,
y al vals animador tornando luego
sentimos las esferas celestiales
que en torno nuestro en caprichoso giro
volaban en atmósfera de fuego.
Después los votos, el adiós, la cita;
y más tarde la esquela,
al cauteloso conversar a solas;
tribulaciones e ilusión marchita,
un drama, una novela,
un gran naufragio en las mundanas olas.
Para nunca, jamás, volver a verte
los hados implacables
entre nosotros dos, dando un gemido,
como abriendo los antros de la muerte,
nos abrieron abismos insondables
de soledad, separación y olvido.
Y así llegar he visto prematura
mi estación del otoño; se detienen
las aguas al helarse en las orillas,
corona ya las cumbres nieve pura,
y a todo su correr, rápidos vienen
los tiempos de las hojas amarillas.
Friday, November 26, 2010
Juan Clemente Zenea
V
Con su voz infantil, voz deliciosa
que vibra en mis oídos todavía,
al llover de la nieve silenciosa
libros de cuento mi Piedad leía.
Al pie de la caliente chimenea
yo al ver su rostro satisfecho estaba;
y mi santa mujer, ¡bendita sea!,
allí a su lado en su labor pensaba.
Ayer así nos contemplaba el cielo;
y hoy en mi hogar las desventuras moran,
ellas suspiran en extraño suelo
y mi destino y mi tormento ignoran.
Y yo al recuerdo de mis horas bellas
no se si viven mientras yo no muero;
¡y aquí pensando sin cesar en ellas
el fin del drama en la prisión espero!
Con su voz infantil, voz deliciosa
que vibra en mis oídos todavía,
al llover de la nieve silenciosa
libros de cuento mi Piedad leía.
Al pie de la caliente chimenea
yo al ver su rostro satisfecho estaba;
y mi santa mujer, ¡bendita sea!,
allí a su lado en su labor pensaba.
Ayer así nos contemplaba el cielo;
y hoy en mi hogar las desventuras moran,
ellas suspiran en extraño suelo
y mi destino y mi tormento ignoran.
Y yo al recuerdo de mis horas bellas
no se si viven mientras yo no muero;
¡y aquí pensando sin cesar en ellas
el fin del drama en la prisión espero!
Thursday, November 25, 2010
Desnudo en sombra, Almudena Guzmán
Volverse a enamorar.
Besar una piel que sabe distinto,
no encontrar puntos de referencia
que indiquen el momento justo,
la caricia perfecta,
la mano compañera.
Retornar a un cuerpo nuevo
sin los huecos del anterior,
no poder palpar una nuca excitada,
una espalda con escalofríos conocidos.
Qué pobre se queda el intento de amar igual a la primera vez.
Cómo pesa una boca tan sabida,
tan llena de humo compartido
ante la desconocida tan poco explorada, tan miedosa.
Cuánto cuesta abandonarte, lavarme de tu olor,
quitarme las huellas de tu peso,
desdoblarme en otra Almudena
y comenzar a hacer mía una figura
de la calle que me asusta y que ¿quiero?
poseer, pero... tú, ahí estás tú,
traspasando con tu desnudo mi sombra,
consolándome pesaroso de mi dolor al terminar,
tu sonrisa y tu cigarrillo,
ese brazo moreno rodeando mi cintura
y llevándome a un lecho desordenado...
y tus manos de violinista
volando y enredándose en mis senos.
Besar una piel que sabe distinto,
no encontrar puntos de referencia
que indiquen el momento justo,
la caricia perfecta,
la mano compañera.
Retornar a un cuerpo nuevo
sin los huecos del anterior,
no poder palpar una nuca excitada,
una espalda con escalofríos conocidos.
Qué pobre se queda el intento de amar igual a la primera vez.
Cómo pesa una boca tan sabida,
tan llena de humo compartido
ante la desconocida tan poco explorada, tan miedosa.
Cuánto cuesta abandonarte, lavarme de tu olor,
quitarme las huellas de tu peso,
desdoblarme en otra Almudena
y comenzar a hacer mía una figura
de la calle que me asusta y que ¿quiero?
poseer, pero... tú, ahí estás tú,
traspasando con tu desnudo mi sombra,
consolándome pesaroso de mi dolor al terminar,
tu sonrisa y tu cigarrillo,
ese brazo moreno rodeando mi cintura
y llevándome a un lecho desordenado...
y tus manos de violinista
volando y enredándose en mis senos.
Wednesday, November 24, 2010
Palabras a la aridez, Cintio Vitier
Palabras a la aridez
No hay deseos ni dones que puedan aplacarte.
Acaso tú no pidas
(como la sed o el amor)
ser aplacada.
La compañía
La compañía
no es tu reverso arrebatador,
donde tus rayos,
que se alargan asimétricos y ávidos por la playa sola,
girasen melodiosamente
girasen melodiosamente
como las imantadas puntas de la soledad
cuando su centro es tocado.
Tú no giras ni quieres cantar,
aunque tu boca de pronto es forzada a decir algo,
a dar una opinión sobre los árboles,
a entonar en la brisa que levemente
estremece su grandioso silencio,
una canción perdida, imposible,
como si fueras la soledad, o el amor, o la sed.
Tú no giras ni quieres cantar,
aunque tu boca de pronto es forzada a decir algo,
a dar una opinión sobre los árboles,
a entonar en la brisa que levemente
estremece su grandioso silencio,
una canción perdida, imposible,
como si fueras la soledad, o el amor, o la sed.
Pero la piedra tirada
en el fondo del pozo seco,
no gira ni canta;
no gira ni canta;
solamente a veces,
cuando la luna baña los siglos,
echa un pequeño destello como unos ojos
que se abrieran cargados de lágrimas.
cuando la luna baña los siglos,
echa un pequeño destello como unos ojos
que se abrieran cargados de lágrimas.
Tampoco eres una palabra,
ni tu vacío quiere ser llenado con palabras,
por más que a ratos ellas amen tus guiños lívidos,
se enciendan como espinas en un desértico fuego,
quieran ser el árbol fulminado,
la desolación del horno,
el fortín hosco y puro.
No, yo conozco tus huraños deseos,
No, yo conozco tus huraños deseos,
tus disfraces.
No he de confundirte con los jardines de piedras
ni los festivales sin fin de la palabra.
No la injurio por eso.
No he de confundirte con los jardines de piedras
ni los festivales sin fin de la palabra.
No la injurio por eso.
Pero tú no eres ella,
sino algo que la palabra no conoce,
y aunque de ti se sirva, como ahora, en mí,
para aliviar el peso de los días,
tú le vuelves la espalda,
le das el pecho amargo,
la miras como a extraña,
la atraviesas sin saber su consistencia ni su gloria.
La vacías.
No se puede decir lo que tú haces
porque tu esencia no es decir ni hacer.
Antigua, estás, al fondo, y yo te miro.
Todo lo que existe pide algo.
La mano suplicante
la miras como a extraña,
la atraviesas sin saber su consistencia ni su gloria.
La vacías.
No se puede decir lo que tú haces
porque tu esencia no es decir ni hacer.
Antigua, estás, al fondo, y yo te miro.
Todo lo que existe pide algo.
La mano suplicante
es la sustancia de los soles y las bestias;
y de la criatura que en el medio es el mayor escándalo.
Sólo tú, aridez,
y de la criatura que en el medio es el mayor escándalo.
Sólo tú, aridez,
no avanzas ni retrocedes,
no subes ni bajas,
no subes ni bajas,
no pides ni das, piedra calcinada,
hoguera en la luz del mediodía, espina partida,
montón de cal que vi de niño
hoguera en la luz del mediodía, espina partida,
montón de cal que vi de niño
reverberando en el vacío de la finca,
velándome la vida,
velándome la vida,
fondo de mi alma, ardiendo siempre,
diurna, pálida, implacable, al final de todo.
diurna, pálida, implacable, al final de todo.
Y no hay reposo para ti, única almohada
donde puede mi cabeza reposar.
Y yo me vuelvo
de las alucinantes esperanzas que
son una sola,
de los actos infinitos del amor
que son uno solo,
de las velocísimas palabras devorándome
de las velocísimas palabras devorándome
que son una sola,
despegado eternamente de mí mismo,
despegado eternamente de mí mismo,
a tu seno indecible,
ignorándolo todo,
ignorándolo todo,
a tu rostro sin rasgos,
a tu salvaje flor,
amada mía.
Cintio Vitier
Cintio Vitier
SABERTE AQUÍ..., Mario Benedetti
Podés querer el alba
cuando quieras
he conservado intacto
tu paisaje
podés querer el alba
cuando ames
venir a reclamarte
como eras
aunque ya no seas vos
aunque mi amor te espere
quemándose en tu azar
y tu sueño sea eso
y mucho más
esta noche otra noche
aquí estarás
y cuando gima el tiempo
giratorio
en esta paz ahora
dirás
quiero esta paz
ahora podés
venir a reclamarte
penetrar en tu noche
de alegre angustia
reconocer tu tibio
corazón sin excusas
los cuadros
las paredes
saberte aquí
he conservado intacto
tu paisaje
pero no sé hasta dónde
está intacto sin vos
podés querer el alba
cuando quieras
venir a reclamarte
como eras
aunque el pasado sea
despiadado
y hostil
aunque contigo traigas
dolor y otros milagros
aunque seas otro rostro
de tu cielo hacia mí.
Mario Benedetti
cuando quieras
he conservado intacto
tu paisaje
podés querer el alba
cuando ames
venir a reclamarte
como eras
aunque ya no seas vos
aunque mi amor te espere
quemándose en tu azar
y tu sueño sea eso
y mucho más
esta noche otra noche
aquí estarás
y cuando gima el tiempo
giratorio
en esta paz ahora
dirás
quiero esta paz
ahora podés
venir a reclamarte
penetrar en tu noche
de alegre angustia
reconocer tu tibio
corazón sin excusas
los cuadros
las paredes
saberte aquí
he conservado intacto
tu paisaje
pero no sé hasta dónde
está intacto sin vos
podés querer el alba
cuando quieras
venir a reclamarte
como eras
aunque el pasado sea
despiadado
y hostil
aunque contigo traigas
dolor y otros milagros
aunque seas otro rostro
de tu cielo hacia mí.
Mario Benedetti
Tuesday, November 23, 2010
Abandonados, Gioconda Belli
Tocamos la noche con las manos
escurriéndonos la oscuridad entre los dedos,
sobándola como la piel de una oveja negra.
Nos hemos abandonado al desamor,
al desgano de vivir colectando horas en el vacío,
en los días que se dejan pasar
escurriéndonos la oscuridad entre los dedos,
sobándola como la piel de una oveja negra.
Nos hemos abandonado al desamor,
al desgano de vivir colectando horas en el vacío,
en los días que se dejan pasar
y se vuelven a repetir, intrascendentes,
sin huellas, ni sol, ni explosiones radiantes de claridad.
Nos hemos abandonado dolorosamente a la soledad,
sintiendo la necesidad del amor por debajo de las uñas,
el hueco de un sacabocados en el pecho,
el recuerdo y el ruido como dentro de un caracol
que ha vivido ya demasiado en una pecera de ciudad
y apenas si lleva el eco del mar en su laberinto de concha.
¿Cómo volver a recapturar el tiempo?
¿Interponerle el cuerpo fuerte del deseo y la angustia,
hacerlo retroceder acobardado
por nuestra inquebrantable decisión?
Pero... quién sabe si podremos recapturar el momento que perdimos.
Nadie puede predecir el pasado cuando ya quizás no somos los mismos,
cuando ya quizás hemos olvidado el nombre de la calle
donde alguna vez pudimos encontrarnos
sin huellas, ni sol, ni explosiones radiantes de claridad.
Nos hemos abandonado dolorosamente a la soledad,
sintiendo la necesidad del amor por debajo de las uñas,
el hueco de un sacabocados en el pecho,
el recuerdo y el ruido como dentro de un caracol
que ha vivido ya demasiado en una pecera de ciudad
y apenas si lleva el eco del mar en su laberinto de concha.
¿Cómo volver a recapturar el tiempo?
¿Interponerle el cuerpo fuerte del deseo y la angustia,
hacerlo retroceder acobardado
por nuestra inquebrantable decisión?
Pero... quién sabe si podremos recapturar el momento que perdimos.
Nadie puede predecir el pasado cuando ya quizás no somos los mismos,
cuando ya quizás hemos olvidado el nombre de la calle
donde alguna vez pudimos encontrarnos
Monday, November 22, 2010
Desvelada, Gabriela Mistral
Como soy reina y fui mendiga, ahora
vivo en puro temblor de que me dejes,
y te pregunto, pálida, a cada hora:
«¿Estás conmigo aún? ¡Ay, no te alejes!»
Quisiera hacer las marchas sonriendo
y confiando ahora que has venido;
pero hasta en el dormir estoy temiendo
y pregunto entre sueños: «¿No te has ido?»
vivo en puro temblor de que me dejes,
y te pregunto, pálida, a cada hora:
«¿Estás conmigo aún? ¡Ay, no te alejes!»
Quisiera hacer las marchas sonriendo
y confiando ahora que has venido;
pero hasta en el dormir estoy temiendo
y pregunto entre sueños: «¿No te has ido?»
Sunday, November 21, 2010
Date a volar, Alfonsina Storni
Anda, date a volar, hazte una abeja:
en el jardín florecen amapolas,
y el néctar fino colma las corolas;
mañana el alma tuya será vieja.
Anda, suelta a volar, hazte paloma,
recorre el bosque y picotea granos,
come migajas en distintas manos,
la pulpa muerde de fragante poma.
Anda, date a volar, sé golondrina,
busca la playa de los soles de oro,
gusta la primavera y su tesoro:
la primavera es única y divina.
Mueres de sed: no he de oprimirte tanto.
Anda, camina por el mundo, sabe:
dispuesta sobre el mar está tu nave.
date a volar hacia el mejor encanto.
Corre, camina más, es poco aquello.
Aún quedan cosas que tu mano anhela,
corre, camina, gira, sube y vuela:
gústalo todo porque todo es bello.
Echa a volar... mi amor no te detiene,
¡Cómo te entiendo, Bien, cómo te entiendo!
Llore mi vida... el corazón se apene...
Date a volar, amor, yo te comprendo.
Callada el alma... el corazón partido,
Suelto tus alas... ve... pero te espero.
¿Cómo traerás el corazón, viajero?
Tendré piedad de un corazón vencido.
Para que tanta sed bebiendo cures
Hay numerosas sendas para tí.
Pero se hace la noche; no te apures.
Todas traen a mí...
en el jardín florecen amapolas,
y el néctar fino colma las corolas;
mañana el alma tuya será vieja.
Anda, suelta a volar, hazte paloma,
recorre el bosque y picotea granos,
come migajas en distintas manos,
la pulpa muerde de fragante poma.
Anda, date a volar, sé golondrina,
busca la playa de los soles de oro,
gusta la primavera y su tesoro:
la primavera es única y divina.
Mueres de sed: no he de oprimirte tanto.
Anda, camina por el mundo, sabe:
dispuesta sobre el mar está tu nave.
date a volar hacia el mejor encanto.
Corre, camina más, es poco aquello.
Aún quedan cosas que tu mano anhela,
corre, camina, gira, sube y vuela:
gústalo todo porque todo es bello.
Echa a volar... mi amor no te detiene,
¡Cómo te entiendo, Bien, cómo te entiendo!
Llore mi vida... el corazón se apene...
Date a volar, amor, yo te comprendo.
Callada el alma... el corazón partido,
Suelto tus alas... ve... pero te espero.
¿Cómo traerás el corazón, viajero?
Tendré piedad de un corazón vencido.
Para que tanta sed bebiendo cures
Hay numerosas sendas para tí.
Pero se hace la noche; no te apures.
Todas traen a mí...
Alfonsina Storni
Saturday, November 20, 2010
TE BUSCO
Sola yo, amor,
y vos quién sabe dónde;
tu recuerdo me mece como al maíz el viento
y te traigo en el tiempo,
recorro los caminos,
me río a carcajadas
y somos los dos juntos
otra vez,
junto al agua.
Y somos los dos juntos
otra vez,
bajo el cielo estrellado
en el monte,
de noche.
Yo, amor, he aprendido a coser con tu nombre,
voy juntando mis días, mis minutos, mis horas
con tu hilo de letras.
Me he vuelto alfarera
y he creado vasijas para guardar momentos.
Me he soltado en tormenta
y trueno y lloro de rabia por no tenerte cerca,
en viento me he cambiado,
en brisa, en agua fresca
y azoto, mojo, salto
buscándote en el tiempo
de un futuro que tiene
la fuerza de tu fuerza.
Gioconda Belli
y vos quién sabe dónde;
tu recuerdo me mece como al maíz el viento
y te traigo en el tiempo,
recorro los caminos,
me río a carcajadas
y somos los dos juntos
otra vez,
junto al agua.
Y somos los dos juntos
otra vez,
bajo el cielo estrellado
en el monte,
de noche.
Yo, amor, he aprendido a coser con tu nombre,
voy juntando mis días, mis minutos, mis horas
con tu hilo de letras.
Me he vuelto alfarera
y he creado vasijas para guardar momentos.
Me he soltado en tormenta
y trueno y lloro de rabia por no tenerte cerca,
en viento me he cambiado,
en brisa, en agua fresca
y azoto, mojo, salto
buscándote en el tiempo
de un futuro que tiene
la fuerza de tu fuerza.
Gioconda Belli
Friday, November 19, 2010
Conjuros de la memoria, Gioconda Belli
No sé si un sol desmedido y burlón
me atravesará de punta a punta
cuando salten de mi pechotodos los gritos guardados
cuando se rompan las oscuridades
de mi perfecta catedral secreta
con el sostenido sonido del órgano medieval
ululando su voz de parto,
su alarido de queja y de tristeza.
Estoy como nací-desnuda-
mojada de lágrimas con el pelo
me atravesará de punta a punta
cuando salten de mi pechotodos los gritos guardados
cuando se rompan las oscuridades
de mi perfecta catedral secreta
con el sostenido sonido del órgano medieval
ululando su voz de parto,
su alarido de queja y de tristeza.
Estoy como nací-desnuda-
mojada de lágrimas con el pelo
chorreándome nostalgia
y un cansancio vetusto acomodado en mis huesos
y mientras me dejo ir en el humo,
viene su mano y me sostiene
y me levanta y me hace tronar de júbilo,
me zarandea las ganas de vivir,
me dice verde con ojos de monte
azul con el pelo espumoso de mar
estrella con las uñas brillantes
viento y sopla mi angustia y la desperdiga
y me hace nadar en el aire, retozar en los arroyos,
romper los relojes del tiempo,
borrar la huella de mis pequeños pecados
vueltos trascendentes por los oscuros designios
de su otro yo iracundo
y un cansancio vetusto acomodado en mis huesos
y mientras me dejo ir en el humo,
viene su mano y me sostiene
y me levanta y me hace tronar de júbilo,
me zarandea las ganas de vivir,
me dice verde con ojos de monte
azul con el pelo espumoso de mar
estrella con las uñas brillantes
viento y sopla mi angustia y la desperdiga
y me hace nadar en el aire, retozar en los arroyos,
romper los relojes del tiempo,
borrar la huella de mis pequeños pecados
vueltos trascendentes por los oscuros designios
de su otro yo iracundo
hermano de este duende iluminado
que me persigue en el sueño
en el que corro huyendo, siguiéndole yo a mi vez
juego de gato y ratón hasta que viene la lluvia
y la risa y volvemos a ser amantes
que me persigue en el sueño
en el que corro huyendo, siguiéndole yo a mi vez
juego de gato y ratón hasta que viene la lluvia
y la risa y volvemos a ser amantes
helechos hojas atrapadas
en las correntadas de mayo y todo vuelve a empezar
cuando cruzamos lavados y nuevos
el umbral del paraíso.
en las correntadas de mayo y todo vuelve a empezar
cuando cruzamos lavados y nuevos
el umbral del paraíso.
Thursday, November 18, 2010
Los portadores de sueños, Gioconda Belli
En todas las profecías está escrita la destrucción del mundo.
Todas las profecías cuentan que el hombre creará su propia destrucción.
Pero los siglos y la vida que siempre se renueva
engendraron también una generación de amadores y soñadores,
hombres y mujeres que no soñaron con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo de las mariposas y los ruiseñores.
Desde pequeños venían marcados por el amor.
Detrás de su apariencia cotidiana
Guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos muertos como pájaros.
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños,
atacados ferozmente por los portadores de profecías
habladoras de catástrofes.
los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías
dijeron que sus palabras eran viejas
y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso
es antigua el corazón del hombre.
Los acumuladores de riquezas les temían
lanzaban sus ejércitos contra ellos,
pero los portadores de sueños todas las noches hacían el amor
y seguía brotando su semilla del vientre de ellas
que no sólo portaban sueños sino que los
multiplicaban y los hacían correr y hablar.
De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida
como también habia engendrado
a los que inventaron la manera de apagar el sol.
Los portadores de sueños sobrevivieron a los climas gélidos
pero en los climas cálidos casi parecían brotar por
generación espontánea.
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias torrenciales
Tuvieron algo que ver con esto,
La verdad es que como laboriosas hormiguitas
estos especímenes no dejaban de soñar y de construir hermosos mundos,
mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se
llamaban compañeros,
que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban en las muertes,
se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se
ayudaban en el arte de querer y en la defensa de la felicidad.
Eran felices en su mundo de azúcar y de viento
de todas partes venían a impregnarse de su aliento de sus claras miradas
hacia todas partes salían los que habían conocido portando sueños
soñando con profecías nuevas que hablaban de tiempos de mariposas
y ruiseñores y de que el mundo no tendría que terminar en la hecatombe.
Por el contrario, los científicos diseñarían puentes, jardines,
juguetes sorprendentes para hacer más gozosa la felicidad del hombre.
Son peligrosos - imprimían las grandes rotativas
Son peligrosos - decían los presidentes en sus discursos
Son peligrosos - murmuraban los artífices de la guerra.
Hay que destruirlos - imprimían las grandes rotativas
Hay que destruirlos - decían los presidentes en sus discursos
Hay que destruirlos - murmuraban los artífices de la guerra.
Los portadores de sueños conocían su poder por eso no se extrañaban
también sabían que la vida los había engendrado
para protegerse de la muerte que anuncian las profecías
y por eso defendían su vida aun con la muerte.
Por eso cultivaban jardines de sueños
y los exportaban con grandes lazos de colores.
Los profetas de la oscuridad se pasaban noches y días enteros
vigilando los pasajes y los caminos
buscando estos peligrosos cargamentos que nunca lograban atrapar
porque el que no tiene ojos para soñar
no ve los sueños ni de día, ni de noche.
Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de sueños
que no pueden detener los traficantes de la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos
que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
la semilla de estos sueños no se puede detectar
porque va envuelta en rojos corazones
en amplios vestidos de maternidad
donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
que los albergan.
Dicen que la tierra después de parirlos
desencadenó un cielo de arcoiris
y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.
Nosotros sólo sabemos que los hemos visto sabemos que la vida
los engendró para protegerse de la muerte que anuncian las profecías.
Todas las profecías cuentan que el hombre creará su propia destrucción.
Pero los siglos y la vida que siempre se renueva
engendraron también una generación de amadores y soñadores,
hombres y mujeres que no soñaron con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo de las mariposas y los ruiseñores.
Desde pequeños venían marcados por el amor.
Detrás de su apariencia cotidiana
Guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando por un pájaro muerto
y más tarde también los encontraron a muchos muertos como pájaros.
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas
y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos
por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños,
atacados ferozmente por los portadores de profecías
habladoras de catástrofes.
los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías
dijeron que sus palabras eran viejas
y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso
es antigua el corazón del hombre.
Los acumuladores de riquezas les temían
lanzaban sus ejércitos contra ellos,
pero los portadores de sueños todas las noches hacían el amor
y seguía brotando su semilla del vientre de ellas
que no sólo portaban sueños sino que los
multiplicaban y los hacían correr y hablar.
De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida
como también habia engendrado
a los que inventaron la manera de apagar el sol.
Los portadores de sueños sobrevivieron a los climas gélidos
pero en los climas cálidos casi parecían brotar por
generación espontánea.
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias torrenciales
Tuvieron algo que ver con esto,
La verdad es que como laboriosas hormiguitas
estos especímenes no dejaban de soñar y de construir hermosos mundos,
mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se
llamaban compañeros,
que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban en las muertes,
se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se
ayudaban en el arte de querer y en la defensa de la felicidad.
Eran felices en su mundo de azúcar y de viento
de todas partes venían a impregnarse de su aliento de sus claras miradas
hacia todas partes salían los que habían conocido portando sueños
soñando con profecías nuevas que hablaban de tiempos de mariposas
y ruiseñores y de que el mundo no tendría que terminar en la hecatombe.
Por el contrario, los científicos diseñarían puentes, jardines,
juguetes sorprendentes para hacer más gozosa la felicidad del hombre.
Son peligrosos - imprimían las grandes rotativas
Son peligrosos - decían los presidentes en sus discursos
Son peligrosos - murmuraban los artífices de la guerra.
Hay que destruirlos - imprimían las grandes rotativas
Hay que destruirlos - decían los presidentes en sus discursos
Hay que destruirlos - murmuraban los artífices de la guerra.
Los portadores de sueños conocían su poder por eso no se extrañaban
también sabían que la vida los había engendrado
para protegerse de la muerte que anuncian las profecías
y por eso defendían su vida aun con la muerte.
Por eso cultivaban jardines de sueños
y los exportaban con grandes lazos de colores.
Los profetas de la oscuridad se pasaban noches y días enteros
vigilando los pasajes y los caminos
buscando estos peligrosos cargamentos que nunca lograban atrapar
porque el que no tiene ojos para soñar
no ve los sueños ni de día, ni de noche.
Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de sueños
que no pueden detener los traficantes de la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos
que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
la semilla de estos sueños no se puede detectar
porque va envuelta en rojos corazones
en amplios vestidos de maternidad
donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
que los albergan.
Dicen que la tierra después de parirlos
desencadenó un cielo de arcoiris
y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.
Nosotros sólo sabemos que los hemos visto sabemos que la vida
los engendró para protegerse de la muerte que anuncian las profecías.
Tuesday, November 16, 2010
Soneto de la esperanza, Xavier Villaurutia
Soneto de la esperanza
Amar es prolongar el breve instante
de angustia, de ansiedad y de tormento
en que, mientras espero, te presiento
en la sombra suspenso y delirante.
¡Yo quisiera anular de tu cambiante
y fugitivo ser el movimiento,
y cautivarte con el pensamiento
y por él sólo ser tu solo amante!
Pues si no quiero ver, mientras avanza
el tiempo indiferente, a quien más quiero,
para soñar despierto en tu tardanza
la sola posesión de lo que espero,
es porque cuando llega mi esperanza
es cuando ya sin esperanza muero.
Amar es prolongar el breve instante
de angustia, de ansiedad y de tormento
en que, mientras espero, te presiento
en la sombra suspenso y delirante.
¡Yo quisiera anular de tu cambiante
y fugitivo ser el movimiento,
y cautivarte con el pensamiento
y por él sólo ser tu solo amante!
Pues si no quiero ver, mientras avanza
el tiempo indiferente, a quien más quiero,
para soñar despierto en tu tardanza
la sola posesión de lo que espero,
es porque cuando llega mi esperanza
es cuando ya sin esperanza muero.
Hoy, que es 16 de Noviembre
HOY, QUE ES EL CUMPLEAÑOS DE MI HERMANA,
Pablo Neruda
Hoy, que es el cumpleaños de mi hermana, no tengo
nada que darle, nada. No tengo nada, hermana.
Todo lo que poseo siempre lo llevo lejos.
A veces hasta mi alma me parece lejana.
Pobre corrió una hoja amarilla de otoño
y cantor como un hilo de agua sobre una huerta:
los dolores, tú sabes cómo me caen todos
como al camino caen todas las hojas muertas.
Mis alegrías nunca las sabrás, hermanita,
y mi dolor es ése, no te las puedo dar:
vinieron como pájaros a posarse en mi vida,
una palabra dura las haría volar.
Pienso que también ellas me dejarán un día,
que me quedaré solo, como nunca lo estuve.
Tú lo sabes, hermana, la soledad me lleva
hacia el fin de la tierra como el viento a las nubes!
Pero para qué es esto de pensamientos tristes!
A ti menos que a nadie debe afligir mi voz!
Después de todo nada de esto que digo existe...
No vayas a contárselo a mi madre, por Dios!
Uno no sabe cómo va hilvanando mentiras,
y uno dice por ellas, y ellas hablan por uno.
Piensa que tengo el alma toda llena de risas,
y no te engañarás, hermana, te lo juro.
Hoy, que es el cumpleaños de mi hermana, no tengo
nada que darle, nada. No tengo nada, hermana.
Todo lo que poseo siempre lo llevo lejos.
A veces hasta mi alma me parece lejana.
Pobre corrió una hoja amarilla de otoño
y cantor como un hilo de agua sobre una huerta:
los dolores, tú sabes cómo me caen todos
como al camino caen todas las hojas muertas.
Mis alegrías nunca las sabrás, hermanita,
y mi dolor es ése, no te las puedo dar:
vinieron como pájaros a posarse en mi vida,
una palabra dura las haría volar.
Pienso que también ellas me dejarán un día,
que me quedaré solo, como nunca lo estuve.
Tú lo sabes, hermana, la soledad me lleva
hacia el fin de la tierra como el viento a las nubes!
Pero para qué es esto de pensamientos tristes!
A ti menos que a nadie debe afligir mi voz!
Después de todo nada de esto que digo existe...
No vayas a contárselo a mi madre, por Dios!
Uno no sabe cómo va hilvanando mentiras,
y uno dice por ellas, y ellas hablan por uno.
Piensa que tengo el alma toda llena de risas,
y no te engañarás, hermana, te lo juro.
Saturday, November 13, 2010
Lo que entiendo, Salvador Pliego
Ensortijados como una red amplia de soles y corales,
anidan ahí, en la inmensidad, tus ojos desvestidos y profundos.
Entras a mi corazón y no sé cuánto es que te quiero.
Pero sales cual siseo: vasta e infinita.
¡Ah! … Dilatado en ti, me pronuncio:
Mi alma, perdida como un pájaro, busca y encuentra en ti
lo que el horizonte oscureciendo,
lo que la tarde pinta para encubrirse con la noche…
¡Y no sé cuánto es que te quiero!
Habito en tu corazón y habitas tú el mío.
Busca mi alma el consuelo y me enredo y al amor lo quiero.
Y tu boca se abre y vuelve a mis veneros.
Como las rutas que partieron, parto a ti
y ahí te encuentro, y luego arraigas el amor
y sé que a ti te quiero.
Mi corazón se arrulla y alza el vuelo y se protege desde el cielo,
y en la navegación distante, estibo y me anclo en tu pecho.
Y las bocas se abren cuando se abre el viento.
Y los labios silban degollando al tiempo.
¡Yo sé que a ti te quiero!
Cohabito entre los aires para amarte en tus linderos.
Pizco y luego entierro los secretos de tus ojos
y los dejo describiendo y murmurando tus deseos.
Si el mar al mar buscara… serías su consuelo.
Y te amo sin medida.
¡Y ni así sé cuánto más te quiero!
Basta saberme tuyo, y eso entiendo.
El mar abre tus ojos. La noche aluza y canta.
Allá, a lo lejos, la sal derrama el agua y baila.
Y es todo lo que entiendo.
Te amo sin medida.
¡Y es todo lo que entiendo!
El mar me abraza y calla,
y vuelvo a tus secretos y exclamo que te quiero.
El sol tus ojos dulces los mira y encandila.
La mar salpica un beso y lo entierra mar adentro.
Acá la melodía. Allá la lozanía.
Recitan las campanas. Corean sube y bajas.
Replican las montañas verdores en la orilla.
Y tú, entre las olas, te vuelves sinfonía.
¡Y es todo lo que entiendo!
anidan ahí, en la inmensidad, tus ojos desvestidos y profundos.
Entras a mi corazón y no sé cuánto es que te quiero.
Pero sales cual siseo: vasta e infinita.
¡Ah! … Dilatado en ti, me pronuncio:
Mi alma, perdida como un pájaro, busca y encuentra en ti
lo que el horizonte oscureciendo,
lo que la tarde pinta para encubrirse con la noche…
¡Y no sé cuánto es que te quiero!
Habito en tu corazón y habitas tú el mío.
Busca mi alma el consuelo y me enredo y al amor lo quiero.
Y tu boca se abre y vuelve a mis veneros.
Como las rutas que partieron, parto a ti
y ahí te encuentro, y luego arraigas el amor
y sé que a ti te quiero.
Mi corazón se arrulla y alza el vuelo y se protege desde el cielo,
y en la navegación distante, estibo y me anclo en tu pecho.
Y las bocas se abren cuando se abre el viento.
Y los labios silban degollando al tiempo.
¡Yo sé que a ti te quiero!
Cohabito entre los aires para amarte en tus linderos.
Pizco y luego entierro los secretos de tus ojos
y los dejo describiendo y murmurando tus deseos.
Si el mar al mar buscara… serías su consuelo.
Y te amo sin medida.
¡Y ni así sé cuánto más te quiero!
Basta saberme tuyo, y eso entiendo.
El mar abre tus ojos. La noche aluza y canta.
Allá, a lo lejos, la sal derrama el agua y baila.
Y es todo lo que entiendo.
Te amo sin medida.
¡Y es todo lo que entiendo!
El mar me abraza y calla,
y vuelvo a tus secretos y exclamo que te quiero.
El sol tus ojos dulces los mira y encandila.
La mar salpica un beso y lo entierra mar adentro.
Acá la melodía. Allá la lozanía.
Recitan las campanas. Corean sube y bajas.
Replican las montañas verdores en la orilla.
Y tú, entre las olas, te vuelves sinfonía.
¡Y es todo lo que entiendo!
Wednesday, November 10, 2010
Última rima, Juana Borrego
Yo he soñado en mis lúgubres noches,
en mis noches tristes de penas y lágrimas,
con un beso de amor imposible
sin sed y sin fuego, sin fiebre y sin ansias.
Yo no quiero el deleite que enerva,
el deleite jadeante que abrasa,
y me causan hastío infinito
los labios sensuales que besan y manchan.
¡Oh, mi amado!, ¡mi amado imposible!
Mi novio soñado de dulce mirada,
cuando tú con tus labios me beses,
bésame sin fuego, sin fiebre y sin ansias.
Dame el beso soñado en mis noches,
en mis noches tristes de penas y lágrimas,
que me deje una estrella en los labios
y un tenue perfume de nardo en el alma.
Monday, November 8, 2010
Poema Materia De Poesía de Luis Rogelio Nogueras
Qué importan los versos
que escribiré después ahora
cierra los ojos y bésame
carne de madrigal
deja que palpe el relámpago
de tus piernas
para cuando tenga
que evocarlas en el papel
cruza entera por mi garganta
entrégame tus gritos voraces
tus sueños carniceros
Qué importan los versos
donde fluirás intacta
cuando partas
ahora dame la húmeda certeza
de que estamos vivos
ahora
posa intensamente desnuda
para el madrigal donde sin falta
florecerás mañana
que escribiré después ahora
cierra los ojos y bésame
carne de madrigal
deja que palpe el relámpago
de tus piernas
para cuando tenga
que evocarlas en el papel
cruza entera por mi garganta
entrégame tus gritos voraces
tus sueños carniceros
Qué importan los versos
donde fluirás intacta
cuando partas
ahora dame la húmeda certeza
de que estamos vivos
ahora
posa intensamente desnuda
para el madrigal donde sin falta
florecerás mañana
VIDA DE UN POEMA, Luis Rogelio Nogueras
El poema nace
mira con ojos asombrados e inocentes su primera
mañana en el mundo
–aún no sabe que lo que le acontece
aconteció ya muchas veces–
El poema balbucea una palabra pura
descubre los objetos cercanos y distantes
toca su propio rostro
sonríe
–aún no sabe que lo que le acontece
aconteció ya muchas veces–
El poema crece
rompe sus juguetes
da unos pasos
cae
vuelve a levantarse
–oye decir que lo que le acontece
aconteció ya muchas veces–
El poema sale a la calle
tiene su amor imposible
su pedazo de dicha y un rencor
–comienza a sospechar que lo que le acontece
aconteció ya muchas veces–
El poema se hace adulto
derriba ídolos de barro
gana amigos y enemigos
se casa fecunda un vientre
–tiene ya casi la certeza de que lo que le acontece
aconteció ya muchas veces–
El poema madura
aprende a comportarse en la mesa
perfila su estilo
suple pasión con experiencia
aprende a hacer posibles los amores imposibles
–está absolutamente seguro de que lo que le acontece
aconteció ya muchas veces–
El poema envejece
mira con paternal ternura
a los jóvenes poemas inexpertos
les envidia en secreto su fuego y desaliño
–no les dice que todo lo que les acontece
aconteció ya muchas veces–
El poema agoniza
mira con ojos tristes y culpables su última
noche en el mundo
–no lo consuela saber
que también su muerte es simple repetición–
Imitación de la vida, 1981.
mira con ojos asombrados e inocentes su primera
mañana en el mundo
–aún no sabe que lo que le acontece
aconteció ya muchas veces–
El poema balbucea una palabra pura
descubre los objetos cercanos y distantes
toca su propio rostro
sonríe
–aún no sabe que lo que le acontece
aconteció ya muchas veces–
El poema crece
rompe sus juguetes
da unos pasos
cae
vuelve a levantarse
–oye decir que lo que le acontece
aconteció ya muchas veces–
El poema sale a la calle
tiene su amor imposible
su pedazo de dicha y un rencor
–comienza a sospechar que lo que le acontece
aconteció ya muchas veces–
El poema se hace adulto
derriba ídolos de barro
gana amigos y enemigos
se casa fecunda un vientre
–tiene ya casi la certeza de que lo que le acontece
aconteció ya muchas veces–
El poema madura
aprende a comportarse en la mesa
perfila su estilo
suple pasión con experiencia
aprende a hacer posibles los amores imposibles
–está absolutamente seguro de que lo que le acontece
aconteció ya muchas veces–
El poema envejece
mira con paternal ternura
a los jóvenes poemas inexpertos
les envidia en secreto su fuego y desaliño
–no les dice que todo lo que les acontece
aconteció ya muchas veces–
El poema agoniza
mira con ojos tristes y culpables su última
noche en el mundo
–no lo consuela saber
que también su muerte es simple repetición–
Imitación de la vida, 1981.
Sunday, November 7, 2010
Súplica pública y más, Luis Rogelio Nogueras
Súplica pública y más
Poesía
no dejes que madure
lejos de mis versos
el corazón de esa muchacha
no permitas que se vaya
hazla zozobrar en mí
dame la salvaje marea oscura
de su pelo
el huracán rojo
de su risa desnuda.
No demores
poesía
devuélmela.
Poesía
no dejes que madure
lejos de mis versos
el corazón de esa muchacha
no permitas que se vaya
hazla zozobrar en mí
dame la salvaje marea oscura
de su pelo
el huracán rojo
de su risa desnuda.
No demores
poesía
devuélmela.
Saturday, November 6, 2010
Poema Labios Sim Beijos de Luis Rogelio Nogueras
Otra boca besa la boca que mi boca ya no besa
otras manos tocan las manos que mis manos
ya no tocan
otros ojos se miran en los ojos que ya no ven
mis ojos
boca que te fuiste
manos que se fueron
ojos que se fueron
mi mano escribe el poema
que mi boca no quiere repetir, no
que mis ojos no quieren leer, no
mi mano escribe el poema de tu boca
(que tampoco repetirá tu boca)
el poema de tus ojos
(que tampoco leerán tus ojos)
el poema de tus manos
(que tus manos no tocarán)
se fue la boca, sí
se fueron las manos, sí
se fueron los ojos, sí
sólo queda el poema
manco
ciego
mudo
otras manos tocan las manos que mis manos
ya no tocan
otros ojos se miran en los ojos que ya no ven
mis ojos
boca que te fuiste
manos que se fueron
ojos que se fueron
mi mano escribe el poema
que mi boca no quiere repetir, no
que mis ojos no quieren leer, no
mi mano escribe el poema de tu boca
(que tampoco repetirá tu boca)
el poema de tus ojos
(que tampoco leerán tus ojos)
el poema de tus manos
(que tus manos no tocarán)
se fue la boca, sí
se fueron las manos, sí
se fueron los ojos, sí
sólo queda el poema
manco
ciego
mudo
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