Tuesday, January 19, 2016

Rubén Darío


Rubén Darío, andarás por ahí, en el cielo que tú pintaste más que nadie de «Azul», celebrando hoy tu cumpleaños, ciento cuarenta y seis tacos, nicaragüense, periodista y diplomático, siempre sin una perra y sobre todo poeta, tan grande, tan querido, tan admirado, tan aclamado, a este y al otro lado, el tuyo, del Atlántico. Cantaste a la Vida y la Esperanza, verso a verso y sorbo a sorbo, y hasta Juan Ramón te tuvo aprecio, tan caro viniendo del Jenio de Moguer, aunque Juan Valera dijera que usted sufría un grave, gravísimo, galicismo mental.

Pero es su modernista cumpleaños, don Rubén Darío, y por eso vamos a recordarle, también a sus cisnes, a sus musas, sus princesas, a sus rosas, sus jardines y sus fuentes, sus amores, sus adioses, sus clíos, euterpes, talías, eratos... Vamos pues, poeta, a por sus versos...

AMOR 


Amar, amar, amar, amar siempre, con todo

el ser y con la tierra y con el cielo,

con lo claro del sol y lo oscuro del lodo;

amar por toda ciencia y amar por todo anhelo. 

LAS MUSAS 


No protestéis con celo protestante,

contra el panal de rosas y claveles

en que Tiziano moja sus pinceles

y gusta el cielo de Beatrice el Dante.

Por eso existe el verso de diamante,

por eso el iris tiéndese y por eso

humano genio es celeste progreso.

Líricos cantan y meditan sabios:

por esos pechos y por esos labios.

¡La mejor musa es la de carne y hueso!

LA CARNE 


¡Carne, celeste carne de la mujer! Arcilla

-dijo Hugo-, ambrosía más bien, ¡oh maravilla!,

la vida se soporta,

tan doliente y tan corta,

solamente por eso:

roce, mordisco o beso

en ese pan divino

para el cual nuestra sangre es nuestro vino.

En ella está la lira,

en ella está la rosa,

en ella está la ciencia armoniosa,

en ella se respira

el perfume vital de toda cosa.

CISNES 


El cisne en la sombra parece de nieve;

su pico es de ámbar, del alba al trasluz;

el suave crepúsculo que pasa tan breve

las cándidas alas sonrosa de luz.

Y luego, en las ondas del lago azulado,

después que la aurora perdió su arrebol,

las alas tendidas y el cuello enarcado,

el cisne es de plata, bañado de sol.



Saturday, January 19, 2013

PRINCESA, Ruben Dario

La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.

La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave de oro;
y en un vaso olvidado se desmaya una flor.

¡Calla, calla, princesa dice el hada madrina,
en caballo con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte ,
a encenderte los labios con su beso de amor!

Monday, April 23, 2012

Cuando estuve en el mar era marino

Cuando estuve en el mar era marino
este dolor sin prisas.
Dame ahora tu boca:
me la quiero comer con tu sonrisa.

Cuando estuve en el cielo era celeste
este dolor urgente.
Dame ahora tu alma:
quiero clavarle el diente.

No me des nada, amor, no me des nada:
yo te tomo en el viento,
te tomo del arroyo de la sombra,
del giro de la luz y del silencio,

de la piel de las cosas
y de la sangre con que subo al tiempo.
Tú eres un surtidor aunque no quieras
y yo soy el sediento.

No me hables, si quieres, no me toques,
no me conozcas más, yo ya no existo.
Yo soy sólo la vida que te acosa
y tú eres la muerte que resisto.


Jaime Sabines

Monday, April 16, 2012

No es nada de tu cuerpo..., Jaime Sabines


No es nada de tu cuerpo
ni tu piel, ni tus ojos, ni tu vientre,
ni ese lugar secreto que los dos conocemos,
fosa de nuestra muerte, final de nuestro entierro.
No es tu boca  -tu boca
que es igual que tu sexo-,
ni la reunión exacta de tus pechos,
ni tu espalda dulcísima y suave,
ni tu ombligo en que bebo.
Ni son tus muslos duros como el día,
ni tus rodillas de marfil al fuego,
ni tus pies diminutos y sangrantes,
ni tu olor, ni tu pelo.
No es tu mirada -¿qué es una mirada?-
triste luz descarriada, paz sin dueño,
ni el álbum de tu oído, ni tus voces,
ni las ojeras que te deja el sueño.
Ni es tu lengua de víbora tampoco,
flecha de avispas en el aire ciego,
ni la humedad caliente de tu asfixia
que sostiene tu beso.
No es nada de tu cuerpo,
ni una brizna, ni un pétalo,
ni una gota, ni un grano, ni un momento.
Es sólo este lugar donde estuviste,
estos mis brazos tercos.

Saturday, April 14, 2012

La noche y tu mirada, Salvador Pliego



Perenne, eterna, inquieta,
como libélula diamantina,
como estero entre los brazos y en la mano.
Eres el centelleo de la noche,
la frágil luna inamovible,
el destello acumulado,
la rotunda mirada de los astros.
En ti recorren los vientos su gemido.
En ti se apagan los dolidos ruidos,
se vuelcan uno a uno hasta quedar silentes.
¡Ah!, la noche misma en tu mirada,
en tu pupila abierta hacia la vida.
Y la obscura cúpula del orbe
mirándote a la cara,
como yo te miro, allá en la lejanía.

Thursday, April 12, 2012

Murmura el mar, Salvador Pliego

Murmura el mar…
Eco y resonancia de una gota cristalina.
Murmura el mar…
Y me hinco entonces en su arena.
¿Me entiendes? -Le platico.
Te hablo de ella…
Bajo tu azul mirada sus ojos cristalinos reverberan.
Te hablo de ella…
En la profundidad su boca.
En la distancia su silueta inquieta.
Y el horizonte que se acerca cuando siento que me toca.
¿Me entiendes si te digo que mi boca saborea?
Mar, ¡qué hermosa es ella!
Pálida, en tu cuesta, una ostra
de coral se viste, se descubre y se recuesta,
y a lo lejos, con la bruma,
su aperlada orilla a mí me mira…
¿Qué dirá de mí?
En la arena, de hinojos, platicándote de ella…
¿Tú me entiendes que su rostro
es vitral de tu marea?
¿Que sus ojos son tu lejanía
y se dibujan resguardándose
en tu abultada cabellera?
Mar, ¡qué linda es ella!
Hay gotas que en la orilla,
tan sólo por sentirlas,
volatizan y sonrojan
y en sus labios se extasían.
Te platico que sus besos…
Mar, ¡hay besos como ella!
¿Tú me entiendes?
Murmura el mar…
Y me hinco ante su arena.