"Heredera fiel de una dinastía mambisa, oyó las voces de los subversivos y les repartió hojas de papel. Ajena a todo lo superfluo e intrascendente, sobrevivió a su propio olvido, anticipándose a él. Se dio el lujo de no existir para resucitar iluminada por todos, amada. Ahora la entendemos mejor, la queremos". Palabras leídas en la cancelación del sello por el Centenario del Natalicio de la Premio Cervantes Dulce María Loynaz.
Miguel Barnet La Habana
El español más transparente de la Isla, la lengua más sugestiva y sensual de la poesía cubana escrita por una mujer es, sin duda, la de Dulce María Loynaz. De unción religiosa y no mística, su visión de la tierra lega al mundo una cosmogonía muy consecuente con el destino iberoamericano.
Evasiva, fugaz, en una fuga hacia la tierra que parte del cielo, Dulce María, su voz, inauguran un simbolismo nuevo y postmoderno para la poesía cubana, diría mejor, para las letras de Cuba.
Ajena a los istmos de moda en la época de su fértil producción, levantó su copa para brindarnos un licor que de tan añejo resultó el más puro y embriagante.
En una época en que el existencialismo exhibía sus más conspicuas armas para imponerse, esta mujer realiza una Obra Poética de reflexiones y greguerías intimistas y una novela donde un Jardín y una Mujer huyen de todo, sin poder huir. Ese es para mí su mayor mérito individual de escritora. Tiempo para soñar, cerebro para meditar, ojos que sirvan alguna vez, y ya eso bastaría, para la pura contemplación. Como si esa no fuera también una condición inherente al hombre de América.
Ella nos ha dado esa luz, esa otra ventana que en Lezama Lima se abrió con estrépito de goznes y bisagras barrocas. Su ventana más callada, pero no menos cómplice nos ha permitido ver el mundo con una luz suave y un tributo a la ensoñación y al silencio, materia de la que está hecha la argamasa de toda su obra. Un silencio necesario para lograr el equilibrio sobre el que descansa su escritura.
Deseo
Que la vida no vaya más allá de tus brazos.
Que yo pueda caber con mi verso en tus brazos,
que tus brazos me ciñan entera y temblorosa
sin que afuera se queden ni mi sol ni mi sombra.
Que me sean tus brazos horizonte y camino,
camino breve, y único horizonte de carne;
que la vida no vaya más allá... ¡Que la muerte
se parezca a esta muerte caliente de tus brazos!...
Miguel Barnet La Habana
El español más transparente de la Isla, la lengua más sugestiva y sensual de la poesía cubana escrita por una mujer es, sin duda, la de Dulce María Loynaz. De unción religiosa y no mística, su visión de la tierra lega al mundo una cosmogonía muy consecuente con el destino iberoamericano.
Evasiva, fugaz, en una fuga hacia la tierra que parte del cielo, Dulce María, su voz, inauguran un simbolismo nuevo y postmoderno para la poesía cubana, diría mejor, para las letras de Cuba.
Ajena a los istmos de moda en la época de su fértil producción, levantó su copa para brindarnos un licor que de tan añejo resultó el más puro y embriagante.
En una época en que el existencialismo exhibía sus más conspicuas armas para imponerse, esta mujer realiza una Obra Poética de reflexiones y greguerías intimistas y una novela donde un Jardín y una Mujer huyen de todo, sin poder huir. Ese es para mí su mayor mérito individual de escritora. Tiempo para soñar, cerebro para meditar, ojos que sirvan alguna vez, y ya eso bastaría, para la pura contemplación. Como si esa no fuera también una condición inherente al hombre de América.
Ella nos ha dado esa luz, esa otra ventana que en Lezama Lima se abrió con estrépito de goznes y bisagras barrocas. Su ventana más callada, pero no menos cómplice nos ha permitido ver el mundo con una luz suave y un tributo a la ensoñación y al silencio, materia de la que está hecha la argamasa de toda su obra. Un silencio necesario para lograr el equilibrio sobre el que descansa su escritura.
Deseo
Que la vida no vaya más allá de tus brazos.
Que yo pueda caber con mi verso en tus brazos,
que tus brazos me ciñan entera y temblorosa
sin que afuera se queden ni mi sol ni mi sombra.
Que me sean tus brazos horizonte y camino,
camino breve, y único horizonte de carne;
que la vida no vaya más allá... ¡Que la muerte
se parezca a esta muerte caliente de tus brazos!...
Desprendimiento
Un amor indeciso se ha acercado a mi puerta...
Y no pasa; y se queda frente a la puerta abierta.
Yo le digo al amor: - ¿Qué te trae a mi casa?
Dulzura de sentirse cada vez más lejano.
Más lejano y más vago...
Sin saber si es porque las cosas
Más lejano y más vago...
Sin saber si es porque las cosas
se van yendo o es uno el que se va.
Dulzura del olvido como un rocío leve cayendo en la tiniebla...
Dulzura de sentirse limpio de toda cosa.
Dulzura de elevarsey ser como la estrella inaccesible y alta,
alumbrando en silencio...
En silencio, ¡Dios mío!...
Dulzura de sentirse limpio de toda cosa.
Dulzura de elevarsey ser como la estrella inaccesible y alta,
alumbrando en silencio...
En silencio, ¡Dios mío!...
Un amor indeciso
Un amor indeciso se ha acercado a mi puerta...
Y no pasa; y se queda frente a la puerta abierta.
Yo le digo al amor: - ¿Qué te trae a mi casa?
Y el amor no responde, no saluda, no pasa...
Es un amor pequeño que perdió su camino:
Venía ya la noche..Y con la noche vino.
¡Qué amor tan pequeñito para andar con la sombra!
¿Que palabra no dice, qué nombre no me nombra?
¡Qué amor tan pequeñito para andar con la sombra!
¿Que palabra no dice, qué nombre no me nombra?
¿Qué deja ir o separa?
¿Que paisaje apretado se le quedó
en el fondo de los ojos cerrados?...
Este amor nada dice. Este amor nada sabe:
Es del color del viento,de la huella de un ave.
Es del color del viento,de la huella de un ave.
Extraño amor sin ruido que me gana y me pierde,
que huele las naranjas y que las rosas muerde
Que todo lo confunde, lo deja ¡Y no lo deja!
Que esconde estrellas nuevas en la ceniza vieja
Y no sabe morir ni vivir:
Y no sabe que el mañana es tan solo el hoy muerto...
El cadáver futuro de este hoy claro, de esta hora cierta...
Un amor indeciso se ha dormido a mi puerta...
Ella fue unica, inmensa, como pocas mujeres en este planeta, yo tengo la suerte de conocer a una de estas mujeres, de las pocas en este planeta y tengo la dicha de amarla.
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