Wednesday, June 23, 2010

Jose Angel Buesa, 4, hoy, por Amador Peña Chavez

Carta del profesor y amigo Amador Peña Chavez, desde Mexico,
Monclova, Coah., 10 de mayo del 2010

Estimada Graciela:
Dada la cobertura que le has dado al poeta cubano José Ángel Buesa, quiero compartirte dos poemas que me sé de memoria de dicho personaje quien en mi época de estudiante influyó mucho en mi forma de concebir la poesía, que como la de este autor es neo-romántica.
A finales de los 60’s, cursaba Lengua y Literatura en la Normal de Monterrey N.L. el asesor de Declamación y Poesía nos anunció que había llegado Buesa a Monterrey y había sido empleado por la Primera Dama del Estado en “Asuntos de Cultura”, que estaría en los Domingos Culturales que se efectuaban en el Teatro al Aire Libre de la Alameda Central de dicha ciudad regiomontana.
Nos preparamos como no te imaginas, yo me memoricé y preparé para declamar los dos poemas que te envío, mis compañeros prepararon otros de dicho poeta. Antes de iniciar preguntamos por él para dedicarle nuestra actuación, pero nos notificaron que no había acudido por razones que se desconocen y que no estábamos a nivel para que nos explicaran.
Las declamamos y anunciamos que se las dedicábamos al autor que aunque no estaba presente se encontraba para nuestra fortuna en la ciudad. Se vinieron otros problemas estudiantiles, tú recordarás esos años tan difíciles para nuestro país que ser estudiante era casi un delito, no lo conocí personalmente, pero sus poemas los he declamado el resto de mi vida en la primera ocasión que se presente.
Si tuvieras oportunidad de publicarlos me daría mucho gusto.
Un fuerte abrazo.
Amador Peña Chávez


SE DEJA DE QUERER

Se deja de querer, y no se sabe
por qué se deja de querer:
Es como abrir la mano y encontrarla vacía,
y no saber, de pronto, qué cosa se nos fue.

Se deja de querer, y es como un río
cuya corriente fresca ya no calma la sed;
como andar en otoño sobre las hojas secas,
y pisar la hoja verde que no debió caer.

Se deja de querer, y es como el ciego
que aún dice adiós, llorando, después que pasó el tren;
o como quien despierta recordando un camino,
pero ya sólo sabe que regresó por él.

Se deja de querer, como quien deja
de andar por una calle, sin razón, sin saber;
y es hallar un diamante brillando en el rocío,
y que, ya al recogerlo, se evapore también.

Se deja de querer, y es como un viaje
detenido en la sombra, sin seguir ni volver;
y es cortar una rosa para adornar la mesa
y que el viento deshoje la rosa en el mantel.

Se deja de querer, y es como un niño
que ve cómo naufragan sus barcos de papel;
o escribir en la arena la fecha de mañana
y que el mar se la lleve con el nombre de ayer.

Se deja de querer, y es como un libro
que, aun abierto hoja a hoja, quedó a medio leer;
y es como la sortija que se quitó del dedo,
y sólo así supimos que se marcó en la piel.

Se deja de querer, y no se sabe
por qué se deja de querer...


POEMA DE LA DESPEDIDA

Te digo adiós si acaso te quiero todavía
quizás no he de olvidarte... Pero te digo adiós
no se si me quisiste... No se si te quería
o tal vez nos quisimos demasiado los dos.

Este cariño triste y apasionado y loco
me lo sembré en el alma para quererte a ti.
no se si te amé mucho... No se si te amé poco,
pero si sé que nunca volveré a amar así.

Me queda tu sonrisa dormida en mi recuerdo
y el corazón me dice que no te olvidaré.
pero al quedarme solo... Sabiendo que te pierdo,
tal vez empiezo a amarte como jamás te amé.

Te digo adiós y acaso con esta despedida
mi más hermoso sueño muere dentro de mí.
pero te digo adiós para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.


JOSÉ ÁNGEL BUESA

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